Guillermo Mera, alumno de secundaria en el IES Pando de Oviedo, no veía desde el escenario, dijo con cierta sorna, a ninguno de los que le han llamado "empollón, superdotado, friki". Alejandro García estudia "para demostrar que una discapacidad no es una barrera ni una debilidad". A Azahara Fernández la crisis la encontró en el "callejón sin salida de la ciencia" con un título en Biología sanitaria, un máster y un doctorado. Dio un viraje, cambió de rama, hizo un módulo de informática y ayer, en la ceremonia de homenaje a los mejores alumnos asturianos de ESO, Bachillerato, enseñanzas artísticas y FP, recibió el Premio Extraordinario de Formación Profesional pidiendo "un favor a los políticos. Céntrense en la educación, pero no en cambiar de planes cada dos años". En dotar de medios los centros, en motivar a los profesores? Se lo pidió por favor y por Nelson Mandela, que una vez dijo que "la educación es el arma más poderosa que podemos usar para cambiar el mundo", y se lo repitió "en términos económicos, que son los que más les gustan. También dijo Benjamin Franklin", concluyó su intervención de agradecimiento en nombre de los mejores de la FP, que "una inversión en conocimiento paga siempre el mejor interés".

El auditorio del Conservatorio Superior de Música "Eduardo Martínez Torner" recibió a los 42 alumnos de ESO, Bachillerato, enseñanzas artísticas y FP distinguidos con los Premios al Alumnado del curso 2015-2016, siete por su "esfuerzo personal" y 35 más en atención a la excepcionalidad de sus méritos académicos.

En nombre de los premiados por su esfuerzo, Alejandro García, estudiante del IES Astures de Lugones, sabe sin ninguna duda que "no ha sido fácil llegar hasta aquí" y que aquello, ganado en su caso por encima de una discapacidad visual, "es una pequeña victoria" que él y después todos sus compañeros quisieron compartir con la familia y los profesores. Alejandro dio por hecho que "todo es posible con un poco de esfuerzo y constancia" y también que no habría podido sin el sustento de su familia. Guillermo Mera, representante de los premiados al rendimiento en la ESO, rindió tributo a sus padres, que le enseñaron la entrada a la biblioteca y al conservatorio, y Lorcan Quain, compañero del IES Pando, habló en calidad de repetidor en el sentido más agradable del término. Ayer recibió el Premio Extraordinario de Bachillerato después de haber sido distinguido también, en una convocatoria anterior, con el galardón correspondiente a su etapa en la ESO.

En asturiano, Xulián Suárez, estudiante de clarinete en el conservatorio de Oviedo, uno de los cuatro alumnos excelentes de las enseñanzas artísticas, agradeció su galardón con la "emoción" de un aspirante a músico clásico que ha llegado hasta aquí, dijo, gracias al impulso de una familia de "xente minero y llabraor". Utilizó el altavoz también para hacer audible una demanda sobre el valor de las humanidades y la formación artística. "Reivindico", afirmó, "la dignificación de las enseñanzas musicales para que dejen de ser de segunda". España, protestó, "es uno de los pocos países de Europa en los que los estudios superiores musicales no constituyen un grado propio universitario". Mientras llega el momento de la música en la Universidad, avanzó, él seguirá "sintiéndola, formándome, estudiando y transmitiendo amor por la música".

Escuchaba el consejero de Educación del Principado, Genaro Alonso, y entre otras autoridades académicas el rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda. Alonso se pertrechó con una cita del Quijote para proclamar ante los premiados que "nadie os podrá quitar jamás el esfuerzo y la valentía y esto en sí ya es un valor". El titular de Educación se detuvo un rato en la apuesta específica que su departamento hace, precisó, por la Formación Profesional y volvió a mirar al patio de butacas repleto de expedientes excelentes para reivindicar el acto de entrega de premios como una prueba de que "la perseverancia y la tenacidad dan sus frutos, de que se recoge lo que se siembra".

Tras poner a los galardonados como ejemplo de calidad "académica y personal", Alonso los propuso como "garantes de una sociedad democrática", como "el mejor exponente de nuestra escuela pública y de calidad, sustentada en un modelo social que persigue la igualdad de oportunidades independientemente del punto de partida". El Consejero defendió un modelo educativo "centrado en el alumnado y concebido como instrumento de equidad y progreso social y articulado como un servicio público". Cerró el acto el Coro del Conservatorio Superior de Música del Principado, que interpretó, bajo la dirección de Marco Antonio García de Paz, "Si la nieve resbala", de Julio Domínguez; "O Magnum mysterium", de Morten Lauridsen, y "Tres polifonías turolenses", de Antón García Abril.