Los responsables del parque nacional de los Picos de Europa refuerzan la presencia de guardas en el entorno de los lagos de Covadonga. La medida llega después de que siete personas-cuatro mujeres y tres hombres- se hundieran hasta la cintura el domingo en La Ercina cuando paseaban sobre la superficie helada del lago en busca de la mejor foto. El remojón helado de estos visitantes pudo acarrearles hasta 5.000 euros de sanción si hubiese sido presenciado por los vigilantes. El director del espacio protegido, Rodrigo Suárez Robledano, advirtió de que "tal como anuncia el cartel de entrada a los Lagos está prohibido el baño estén o no helados y puede conllevar a una denuncia".

Robledano aseguró que los trabajadores del parque de los Picos estarán "más pendientes de esa zona teniendo en cuenta que la cobertura es limitada en esta época al encontrarse parte del personal de vacaciones o disfrutando de permisos suprimidos en 2015". El director apeló al sentido común y señaló que las personas deben velar por su propia seguridad". "Estos Lagos no tienen la misma capa de grosor que los de Canadá", ironizó.

Los visitantes que accedieron ayer al enclave se encontraron con la presencia de un guarda -suele haber dos en cada turno en estas fechas- a escasos metros de La Ercina, una medida que a algunos les pareció desproporcionada. Fue el caso de los cántabros Inés Fernández y Felipe Colina. "Poner un vigilante es exagerado. Con que haya un cartel advirtiendo del peligro es suficiente", apuntaron.

En la misma línea se expresaba el turista Jesús Rubio, que se dejó fotografiar junto a La Ercina por su mujer Sandra Navas en compañía de su hija Chloe y su perra Nube. "La noticia de que se habían hundido varias personas en los Lagos es de película, no nos podíamos creer que fuese verdad. Si llegan a caer en una zona de profundidad se quedan congeladas y no lo cuentan pero con un poco de cabeza esas cosas no pasan, poner un guarda es excesivo", apuntaron.

Su opinión distaba de la del colombiano Ricardo Rojas, que ayer visitó por primera vez los Lagos. "Tendrían que tener a un vigilante siempre o poner vallas para que la gente no se meta en el lago porque puede ocurrir una desgracia si se rompe la capa de hielo donde más cubre", explicó. Por su parte, los madrileños Claudia de Andrés y Sergio Ballesteros descartaron la opción de las vallas "porque el paisaje nevado, que se parece mucho al de Sierra Nevada, perdería todo su encanto", apostillaron.