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"CSI hizo mucho daño; los hay que vienen con ropa interior"

La solicitud de pruebas de paternidad se ha incrementado en Asturias más de 40 por ciento en los últimos cinco años, según coinciden en señalar en varios laboratorios. Hasta tal punto que ya se han convertido en algo "casi común". Las razones son variadas. Unos por motivos personales, sobre todo para confirmar el parentesco ascendente, y otros por motivos judiciales, que tiene que ver con divorcios, herencias, e incluso para resolver problemas como el intercambio de recién nacidos en hospitales. Aún más que la solicitud de pruebas se han incrementado las consultas sobre cómo hacerlas y cuánto cuesta. Su popularización también se refleja en los precios, que pasaron de ser prohibitivos a situarse entre los 250 y los 500 euros.

Según algunos estudios, más del 20 por ciento de los niños que nacen en una pareja no son del padre que figura como tal. "A veces estas situaciones se han sabido cuando el pequeño se pone enfermo y se descubre que existe incompatibilidad con el que se pensaba que era su padre biológico", explica la encargada de un laboratorio ovetense.

Asturias cuenta con varios laboratorios que se dedican a recoger las muestras para enviarlas a las grandes sedes en Madrid, Zaragoza y Barcelona, principalmente, que es donde se realiza el estudio. De allí devuelven los resultados al laboratorio asturiano, que se los entrega al cliente.

Estos negocios exigen la "absoluta confidencial" incluso de sus nombres y los de sus trabajadores. "Se trabaja con material altamente sensible. Nosotros tampoco queremos conocer a los clientes ni tener mucha relación con ellos. No sólo por aquello de la confidencialidad y la intimidad de las personas, es que además se pueden dar y se han dado situaciones muy difíciles", resume el responsable de uno de estos laboratorios para explicar por qué ninguno quiere figurar.

Los principales clientes para este tipo de pruebas son los padres, pero también las abuelas. "La mayoría vienen para despejar dudas sobre su paternidad por sospechas, y a veces tras confirmar infidelidades de la pareja. Pero muchas veces también son las abuelas de los pequeños las que vienen a preguntar cómo hacerlo y cuánto cuesta", explica la encargada del laboratorio consultado en Oviedo. Y es que, "a veces está en juego la pensión del menor si hay por medio un divorcio, o una herencia", aclara.

El propietario de otro laboratorio gijonés añade más perfiles, como el de personas de otras nacionalidades, sobre todo de países latinoamericanos, que quieren confirmar la paternidad. "No puedo explicar los motivos porque nosotros no entramos en cuestiones personales. Pero es de suponer que en el trasfondo existen motivaciones económicas e incluso de nacionalidad, señaló.

Otro perfil es el de clientes que quieren tener las pruebas hechas para confirmar una relación de parentesco como, por ejemplo, saber si tiene hermanos. "Hay numerosas y dispares situaciones familiares que parecen cosa de película, pero que son reales. Por ejemplo, que una persona esté buscando a un hermano o sospeche que lo tiene, y las quiere tener hechas. Son motivos personales".

Hace unos años los precios de estas pruebas eran casi prohibitivos llegando a 300.000 de las antiguas pesetas.

"Una vez vino una familia a hacer una prueba de paternidad que reclamaba la bisabuela del niño, porque no le gustaba la chica con la que se había casado su nieto y estaba segura de que el niño no era suyo. ¡Eran iguales! Yo misma habría firmado los papeles. Pues aquella señora pagó 250.000 pesetas y se enfadó porque los resultados mostraban que su nieto era el padre biológico", cuenta la encargada de un laboratorio.

En la actualidad los precios oscilan en función de las muestras que se aporten y el tipo de prueba que sea. Si es a título privado se puede hacer por 250 euros. Las más caras son aquellas que se realizan por orden judicial, porque los resultados se utilizarán bien para dilucidar si corresponde o no una pensión alimenticia, la custodia, etcétera. Y también en caso de herencias. Los precios entonces pueden llegar incluso a los 600 euros.

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