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EVA IRAZU PANTIGA | Portavoz de la Plataforma Feminista d'Asturies

"Queremos medidas contra el maltratador que le estigmaticen a él y no a la mujer"

"Es espeluznante que las mujeres jóvenes sigan sufriendo violencia de género"

Eva Irazu Pantiga. LUISMA MURIAS

Desde hace casi tres años, los primeros miércoles de cada mes la Plataforma Feminista d'Asturies convoca una concentración en la plaza de la Escandalera en Oviedo (hoy, a las 19 horas) contra la violencia machista. Seis mujeres murieron a manos de su pareja o expareja en enero de este año, y en todo 2016 fueron cuarenta y cuatro según las cifras oficiales y ciento cuatro en el registro del activismo feminista. Eva Irazu Pantiga, economista, vasca con residencia en Asturias desde hace dieciséis años, integrante y portavoz de la Plataforma, cree que ha llegado el momento de señalar a los agresores. "Queremos medidas contra el maltratador que le estigmaticen a él y no a la mujer", afirma.

-Pese a la magnitud del problema, la asistencia ciudadana y la representación institucional en la concentración son escasas. ¿Se sienten solas?

-Muchas veces, sí. Es verdad que hay muchas mujeres y gente que pasa que no se detienen, pero también hay otras que lo hacen y algunas nos cuentan cosas que te ponen los pelos como escarpias. Hace falta la colaboración de todo el mundo. Yo haría un llamamiento a la acción individual, porque cuando una sociedad cambia es porque cambiamos todos. La presencia institucional es escasa, aunque últimamente suelen venir representantes de IU y de Podemos. Cada vez se nos acerca más gente a nivel individual y muchas jóvenes.

-¿Hombres también?

-Menos, pero también. En la Plataforma hay muchas entidades mixtas.

-¿Llamar la atención sobre el problema es el primer objetivo de estas concentraciones?

-Queremos seguir trabajando en dar visibilidad a todas las asesinadas y no sólo a las que figuran en las cifras oficiales, que ocultan las reales, y eso nos parece violencia institucional.

-¿Quiénes son la víctimas ocultas?

-Las cifras oficiales sólo consideran a las mujeres asesinadas por su pareja o expareja y dejan fuera a otras que han sido víctimas de la misma violencia. Le pondré un ejemplo: el pasado mes de noviembre, fue asesinada en un pueblo de Valencia, después de ser supuestamente violada, una chica de 16 años, a la que el presunto autor tiró desnuda en un barranco. Pues bien, no figura en las cifras oficiales porque no había tenido con anterioridad ninguna relación sentimental con el joven. Recordará también el caso de aquellas dos mujeres que fueron asesinadas en Cuenca por el novio de una de ellas. La amiga de la exnovia del asesino la acompañaba a recoger sus cosas por seguridad; él mató a las dos, pero la amiga no figura en la relación oficial. Sucedía hasta hace poco con los niños víctimas de esta violencia y ocurre con las mujeres prostitutas y las transexuales. Al final, ocultando a estas víctimas se invisibiliza el problema real. Desde 1999 la cifra oficial de mujeres asesinadas es de 1.085, y desde 2008 las contabilizadas por el activismo feminista son 1.573. Lamentablemente, la página feminicidio.net, en la que se publicaba toda esta información, no podrá seguir haciendo este recuento por falta de fondos.

-¿Qué consecuencias tiene esta falta de visibilidad para las víctimas no oficiales?

-No se da verdadera dimensión al problema, no se hace justicia y no tienen acceso a las ayudas oficiales. Ahora mismo tenemos una joven en la Plataforma que ha sido atacada e insultada por un tío por un problema vecinal, con intentos de atropello a ella y a su madre. Pero como no es víctima de género, no tiene acceso a ninguna protección.

-Hace tres días, un hombre asesinó a su mujer en un pueblo de Orense. No había denuncias previas y, al parecer, el autor padece un serio trastorno mental. ¿Este tipo de casos deben incluirse entre los crímenes por violencia de género?

-Al final, qué casualidad, los locos se cargan también a las mujeres y eso es porque existe otro componente. Donde menos seguras estamos es en nuestros hogares o con las personas cercanas, a los datos me remito.

-La ley contra la violencia de género fue un avance, pero los datos muestran que no resuelve la raíz del problema. Ahora se habla de pacto de Estado. ¿Qué piensan ustedes? ¿Cuál es el camino?

-El camino es la educación y eso nos incluye a todos. La ley tiene deficiencias, pero es una buena herramienta, lo que falta es voluntad para aplicarla y corregir sus defectos. Las instituciones públicas deben actuar, como lo hizo el Ayuntamiento de Gijón al cancelar el espectáculo de Jorge Cremades, en el que se hace apología de la violencia machista. Estamos tan acostumbrados a los chistes machistas, a las bromas que tratan a las mujeres como basura, tipo "cuando las mujeres dicen 'no' quieren decir 'sí' ", que cuesta darse cuenta de que eso no tiene gracia. Es importante que todo eso se deje de reír y de aplaudir porque los jóvenes vienen con ello aprendido y son vulnerables. Es espeluznante que las mujeres jóvenes sigan sufriendo esa violencia.

-¿Vivimos en una sociedad demasiado violenta?

-Tenemos una permisividad hacia la violencia alarmante. Está en cualquier programa de televisión, incluidos los de cocina. En ellos se avala la falta de respeto, la humillación, el chillarse, las descalificaciones. Estamos metiendo el maltrato en los hogares, quien es más salvaje triunfa. Nos falta respeto, valorar el esfuerzo, y el trabajo en equipo.

-Los últimos estudios apuntan a que la ley y las medidas restrictivas no frenan al que tiene intención de matar a una mujer. ¿Qué debe hacerse entonces con el maltratador que acaba asesinando pese a todo?

-Tienen que empezar a ser ellos los vigilados, son ellos el peligro y no la mujer. Ellas sufren las medidas. Normalmente, cuando una mujer está lista para denunciar, el proceso que le espera, empezando por el test de denuncia, es duro. Después están las casas de acogida, la vigilancia, las órdenes de protección, todo ello limita y condiciona a la víctima, que no ha hecho nada, mientras que ellos sólo tienen que esperar el momento oportuno para cargársela. Queremos medidas contra el maltratador que le estigmaticen, que sea él el vigilado por la Policía durante las 24 horas del día.

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