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Los productores de patata no sembrarán para evitar más pérdidas por la polilla

El Principado activa ya medidas en los municipios del Occidente con la plaga: destruir la cosecha afectada y extremo control en los almacenes

María del Mar Díaz, con tubérculo francés en el mercado de Navia. M. LÓPEZ

Los productores del Occidente asturiano desisten ya de sembrar patata ante la amenaza de la polilla guatemalteca. El patógeno, también presente en Galicia, afecta a cultivos de San Tirso de Abres, Vegadeo, Castropol, Taramundi, Navia, Valdés y Cudillero, y amenaza con expandirse cada vez con mayor celeridad por el centro de la región. "No merece la pena arriesgarse para luego tener que levantar todas las plantas", afirman los agricultores, que se tiran al producto francés.

La consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales ha consensuado con los ayuntamientos afectados una serie de medidas para erradicar la plaga, que obligan a los almacenes a separar el tubérculo para semilla del de consumo así como instalar trampas para su detección.

Ante el riesgo de infectar a todo el país, el Ministerio de Agricultura ultima una norma nacional que contempla incluso la prohibición de sembrar patata por dos años en las áreas afectadas. Los productores, que se niegan a cultivar para evitar pérdidas económicas, consideran que la medida llega tarde. "La prohibición deberían de haberla pensado antes de finales de año. Porque ahora muchos ya hemos comprado la semilla o la tenemos comprometida", se queja Carlos Vior, al frente de una plantación en Castropol. Este agricultor había decido aumentar este año su producción y superar los 5.000 kilos de patata ecológica. "Tenía a un comprador interesado en la cosecha, pero para que me la acaben decomisando, no me arriesgo", agrega Vior. Lo mismo opina Enrique Rodríguez, de Armental (Coaña), que preparaba ya el cultivo de patata temprana: "Tenía apalabrados 1.000 kilos de semilla pero tal y como está el tema, desisto. Es una inversión importante y no merece la pena".

Los productores también critican que la Administración nacional prevea prohibir el cultivo en siete concejos del occidente mientras que deja "libres" a otros municipios limítrofes. "Si de verdad quieren crear una barrera para impedir que la polilla se extienda por España no tiene ningún sentido que dejen a Tapia o a Coaña fuera del área de acción", opina Carlos Vior. El biólogo y asesor de productores de patata en el Occidente, Rafael Peláez, asegura que la plaga "frustra las perspectivas de recuperar un cultivo con mucha tradición y potencial". "La demanda de producto asturiano es cada vez mayor y hay profesionales que contaban ampliar su producción. Es una pena", comenta Peláez, que aconseja a los agricultores no sembrar. "Yo les advierto de los riesgos que corren, pero la decisión final la tienen ellos", añade. La plaga de todas formas afecta básicamente al autoconsumo, ya que los grandes productores "se cuentan con los dedos de una mano". Ante la carencia de producto local, María del Pilar Rodríguez, de Castropol, ya vende en el mercado de Navia patata francesa. Al igual que María del Mar Díaz, de Ribadeo: "Hasta que pase la plaga, es lo que hay".

Por su parte, la consejería de Desarrollo Rural ultima una resolución transitoria que incluirá una serie de medidas dirigidas a erradicar la polilla guatemalteca tanto en la tierra como en los almacenes. En este sentido, el Principado desaconseja la siembra de patata en las áreas infectadas y obliga a los comercializadores a separar el producto de semilla del de consumo. Como prevención, el Gobierno regional exige a los productores, tanto profesionales como de autoconsumo, que comunique sus plantaciones, desentierren todos los tubérculos de las fincas que el año pasado dieron positivo, realicen tratamientos fitosanitarios y coloquen la semilla a una profundidad mínima de 15 centímetros.

En los almacenes particulares, la Consejería pide limpiar y desinfectar la zona y "destruir todos los lotes de patata" que sean infectados. Los almacenes comercializadores deberán poner trampas con feromonas sexuales para identificar la plaga y en el caso de detectarla, la venta de todas las patatas "se suspenderán durante 90 días". Si después de ese período de seguimiento, la polilla guatemalteca persiste, el Principado advierte que "los lotes implicados serán destruidos".

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