Galicia extendió ayer la cuarentena de la patata de ocho a 31 municipios. La plaga de la polilla guatemalteca, que destruye los cultivos del occidente asturiano, afecta sobre todo a los concejos fronterizos con el Principado. Dado el fracaso de las medidas de control puestas en marcha hasta ahora, la Xunta teme que el patógeno llegue a las grandes áreas de producción gallegas, donde existe hasta una denominación de origen protegida.

La polilla fue detectada por primera vez en la España peninsular en 2015 en Ferrol. En octubre de ese año, la Xunta decretó una cuarentena en Ferrol, Narón y Neda, que amplió meses después a Cervo, Foz, Xove, O Valadouro y Viveiro. Ayer el Gobierno extendió la situación de alerta a 23 municipios más de las provincias de La Coruña y Lugo.

"Estamos ante la plaga de patata más peligrosa del mundo", reconoció la semana pasada el Principado en este periódico. El director general de Desarrollo Rural y Agroalimentación, Jesús Casas, aseguró que las medidas de erradicación y control que ultima el Ministerio de Agricultura son "potentes pero necesarias", pues el patógeno no sólo ataca en el campo sino en los almacenes. Dada su gravedad, el Gobierno central publicará en el plazo de uno o dos meses un real decreto que declarará zonas infectadas a los siete concejos asturianos donde está la plaga y zonas "tampón" o de control a los municipios limítrofes. El objetivo principal es crear una barrera geográfica que impida que la polilla avance hacia el centro de la región y otras comunidades.

El real decreto del Ministerio no prohibirá la plantación pero si que obligará a levantar los cultivos en el caso de que se detecte la plaga. Para evitar pérdidas económicas mayores, el Principado recomienda no sembrar hasta que se extermine la polilla. De momento, la mayoría de los productores regionales han optado por no plantar. La consejería de Desarrollo Rural y Recursos Naturales activará esta semana medidas transitorias, que consistirán en destruir las cosechas y extremar el control en los almacenes.