"No teman a los sintecho que están desayunando; sus joyas corren menos peligro aquí que en la gala de los 'Goya'". Con estas palabras, medio en broma, medio en serio, como suele hacerlo muchas veces, el Padre Ángel presentaba a la veintena de personas sin techo que se sentaban a la mesa en los lujosos salones del hotel Ritz de Madrid durante el desayuno que protagonizó el popular sacerdote asturiano. Y si ésta es una situación insólita, no lo fue menos la cohabitación en los mismos salones de políticos de todas las tendencias: desde el presidente del Principado y gestor del PSOE, Javier Fernández -que presentó al Padre Ángel como "el niño al que Pacita, la tía de mi padre, le dio catequesis en Mieres"-, al ciudadano Albert Rivera o al exministro del Gobierno de Aznar, Juan José Lucas, además de una larguísima lista de empresarios y voluntarios de Mensajeros de la Paz.

Entre los socialistas se encontraban el candidato a la secretaría general Patxi López, la diputada "sanchista" Margarita Robles o los exministros Enrique Barón y Luis Atienza, además de Vicente Álvarez Areces; de las filas de Ciudadanos, Begoña Villacís e Ignacio Aguado; y del Partido Popular, la delegada del Gobierno en Madrid, Purificación Causapié, la defensora del Pueblo, Soledad Becerril, y Ovidio Sánchez. Del mundo social de Madrid, se pudo ver a empresarios como Dimas Gimeno, presidente de El Corte Inglés; Jorge Cosmen, presidente de Alsa; Enrique Iglesias; Víctor García de la Concha; Cándido Méndez; Pedro Barato; Lalo Azcona o Paca Sauquillo. Fue una representación muy plural al alcance únicamente del Padre Ángel.

Comenzó su intervención "saludando a los invitados de honor, los sintecho de mi parroquia" y agradeció el apadrinamiento que le hizo Javier Fernández, "un hombre que sabe coser muy bien lo que está descosido". Evocó sus primeros años de sacerdote con su compañero mierense Ángel Silva "cuando soñábamos que los niños del orfanato de Gil de Jaz encontrasen un hogar. Entonces conocimos el fondo de la soledad". Del mismo modo, defendió la importancia de la solidaridad, "que es patrimonio de todos; no es exclusiva de la izquierda o de la derecha, de los ricos o de los pobres ni de los católicos. Nunca en la Historia ha habido tanta Solidaridad como hoy, aunque todavía quede mucho por hacer. Cada vez más gente pone su talento al servicio de los demás. La solidaridad requiere valentía aunque traiga inconvenientes y es patrimonio de todos; yo creo en Dios y en los hombres. La crisis nos ha hecho más solidarios. Las crisis traen a veces cosas buenas como ésta. A mí, el cáncer me hizo más humano", afirmó. También defendió el papel de la familia en tiempos de crisis más allá "de la familia tradicional". "Es la institución más valorada, incluidos los nuevos modelos, que siempre han existido. Como dice el Papa, no viven en pecado porque nadie puede ser condenado para siempre", recalcó el Padre Ángel.

Retomando la situación de los sintecho, el Padre Ángel recordó su última visita al Papa en la que el Santo Padre le dijo que "son carne de Cristo porque, como Él, soportan un drama injusto. Pueden ser pobres, pero no humillados", e invitó a los presentes a visitar la parroquia de San Antón, que mantiene abierta las 24 horas del día, y a comer en el restaurante "Robin Hood", donde cenan gratis las personas sin hogar. "Si pasáis por allí, por favor, dejad pagado un menú; mis invitados de honor os darán las gracias".

Respondiendo ya a las preguntas del público, el Padre Ángel dio su punto de vista a temas tan diversos como la situación de los refugiados -"en Melilla tenemos vallas y ahora es mucho más difícil que vengan personas. Estuve en Lesbos y vi campamentos en los que había demasiados guardias y muy pocas ayudas"-, el acceso de las mujeres al sacerdocio -"no es el gran problema de la Iglesia, pero estoy seguro de que llegará dentro de unos años como llegó el acceso de las mujeres a las instituciones"- o la figura de Donald Trump: "Espero que cambie. Si no lo hace por las buenas, acabarán destituyéndole. Yo, de momento, voy a plantearme cambiar la corbata roja para no coincidir con él", bromeó.

Señaló también que nunca aspiró a ser obispo porque "se puede trabajar desde el puesto en el que esté cada uno" y calificó a la corrupción como "el peor de los pecados y no se puede perdonar". Esto no significa que no confíe en los políticos ya que "soy de todos los partidos y a todos les votaría, lo que me costó algún problema que otro en Asturias cuando lo dije. Yo soy de la Iglesia e incluso ahí soy incómodo. Soy de la Iglesia de Pacita".