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PILAR SILVA MAROTO | Jefa de Pintura Española (1100-1500) del Museo del Prado

"Gracias a personas como Plácido Arango se está repatriando mucho arte español"

"Las piezas están retornando, pero son obras que salieron del país por poco dinero y se compran por muchísimo"

Pilar Silva Maroto, ayer, en la sala de pintura del siglo XV del Museo de Bellas Artes de Asturias. MIKI LÓPEZ

Pilar Silva Maroto es Jefe del Departamento de Pintura Flamenca y Escuelas del Norte (1400-1600) y Pintura Española (1100-1500) del Museo Nacional del Prado. Ayer impartió una conferencia sobre la colección de pintura española del siglo XV del Museo de Bellas Artes de Asturias.

-Ha comisariado la gran exposición del Prado sobre El Bosco, que ha sido un éxito. ¿Lo esperaban?

-Esperábamos tener éxito, pero no la locura. Hablamos de casi 600.000 personas que pasaron por la exposición, en sólo 17 semanas. Son casi 5.000 personas al día. Hubo jornadas que salimos de allí a las dos menos cuarto de la mañana, porque los fines de semana abríamos hasta medianoche y a esa hora iniciábamos una visita. El último día, la policía tuvo que desalojar a un hombre que agredió a un vigilante porque no podía entrar. Fue una locura.

-Viene a Asturias a hablar de los fondos de pintura española del siglo XV del Bellas Artes, ¿cómo está la colección?

-Con las obras que llegaron de la colección Masaveu se ha reunido un grupo muy interesante. Aquí en Asturias no queda demasiada pintura de esta época, pero el museo ha podido reunir obra tanto de la Corona de Castilla como de Aragón, lo que es muy importante. Y tienen varios fondos internacionales. Luego, hay mucha obra de Castilla, algo lógico porque en los años 50 y 60 del pasado siglo se vendió muchísimo.

-Había muchas piezas procedentes de retablos...

-Sí, había muchas piezas de retablos e iglesias. Como no existía un catálogo monumental, ni siquiera estaban fotografiadas, no siempre era fácil identificarlas. Y en sitios como Burgos o Palencia se vendió muchísimo. Ventas que se hacían a veces porque había que poner dos tejas en una iglesia, y al año siguiente había que poner otras dos.

-A Asturias han llegado varias obras así...

-Este también es el caso de un retablo que provenía de la zona de Oña, del norte de Burgos, que llegó al final a manos de Plácido Arango: es el retablo de Leonor de Velasco, uno de los que les han donado, que venía de Medina del Pomar. En ese momento había facilidad para comprar, la Iglesia no ponía trabas. Recuerdo haber estado en los años setenta en Burgos, viendo la pintura, y el arzobispo dio la orden de no dejar entrar a nadie y no dejar fotografiar, para que no se pudieran documentar las piezas.

-¿Todavía en los setenta?

-Sí. Hubo un escándalo enorme porque se estaba vendiendo arte. Pero se vendía más en Castilla: en Aragón se mantienen bastante cosas in situ, y en Cataluña ya lo habían comprado los coleccionistas antes, entre los años 20 y los 50, porque estaban muy interesados en la pintura medieval, que era lo mejor que tenían.

-¿No se valoraba el arte de esta época?

-Es que no se tenía conciencia del Patrimonio, aunque a veces los del pueblo protestaban. Hay un caso de los años setenta, de un retablo de Requena de Campos, en Palencia: fueron a llevárselo por la noche, compinchados con el cura, pero hicieron ruido, alguien se levantó, empezó a tocar las campanas y los vecinos salieron a la calle e impidieron que se lo llevaran. Pero esto no es lo normal. En el año 1971 o 1972, estando yo en el archivo de Simancas, en Valladolid, he visto de un día para otro tirar un palacio del XVI. Y luego lo que hacían era un edificio nuevo al que le pegaban la fachada. Valladolid lo han destruido. No había un interés por el patrimonio, ni tampoco una normativa.

-Hablaba del Retablo de la flagelación de Cristo. Se dice que es una de las piezas capitales de la donación Arango...

-Claro que sí, y más al llegar íntegro y en buen estado. Es que no es fácil: los retablos solían desmembrarse, y muchas veces, en función del estado de conservación, se ha llegado a cortar una tabla para vender una figurita.

-De hecho, algunas de las piezas de la donación se han repatriado gracias a Arango...

-Sí, se está recuperando mucho de lo que había salido, porque los coleccionistas, como Plácido Arango, han estado comprando en el extranjero y trayendo las cosas a España otra vez. Y así, lo que se ha marchado de España por poquísimo dinero ahora lo han comprado por muchísimo.

-Como dice, la pieza completa los fondos del museo, donde ya figuran obras de artistas como Berruguete o Gallego...

-La pieza de Fernando Gallego, Adoración de los Reyes Magos, es además muy importante. Procede de la catedral de Zamora, aunque no lo hemos sabido con certeza hasta 2003. El retablo se desmontó a principios del XVIII, se vendió a Arcenillas, un pueblo cercano, y se adaptó a la cabecera de su iglesia. A principios del XIX se hundió la cabecera. Se desmontó el retablo, las piezas se numeraron y se depositaron en una panera: tenían 35. Pero cuando lo quisieron remontar, quedaban 16.

-¿Y las demás?

-Unas han aparecido, otras no. Esta se sospechaba que podía proceder de allí. Pero no fue hasta 2003 que lo pudimos confirmar, pues conservaba el número que le habían puesto al depositarla en la panera: el 34. Eso dio la clave. Pero ese retablo tiene mala fortuna: se mandó una exposición a Madrid, mandaron las 16 tablas de Arcenillas y devolvieron 15, una se quedó en el camino. Y en 1993 robaron otras cuatro, que todavía no han aparecido.

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