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La intencionalidad quema

"Los incendios son delicados, es difícil encontrar indicios sustanciales" de voluntariedad, dice el policía Luis Larraceleta

Se sigue el rastro del fuego al revés, del final al principio para buscar "puntos" de origen con la plena certeza de que demostrar la voluntariedad no va a ser sencillo. Luis Larraceleta, subinspector adscrito durante años a la Policía Científica de Oviedo, experto en incendios y criminólogo inscrito en el Colegio de Asturias, se ha acostumbrado a ver en los restos de las llamas cosas que pasarían inadvertidas a otros ojos. Antes de entrar a explicar lo que hace un policía en una habitación calcinada, dirá que "hay que tener un especial cuidado con los incendios, asunto delicado". Que suele ser particularmente resbaladizo el terreno de la búsqueda de pruebas de intencionalidad, o que no basta con que todos los indicios apunten en una dirección.

"Como investigador, a veces yo puedo estar convencido, puedo haber visto muchas cosas raras, pero resulta difícil encontrar indicios sustanciales a los que agarrarse". No siempre hay latas de gasolina donde no deberían estar, por ejemplo en una tienda de ropa. "Algunas veces pasa, pero de esos hay muy pocos". "Normalmente no se deja la tela junto a la estufa", pero cuando sucede cuesta a menudo distinguir el descuido de la voluntad premeditada. He ahí la gran dificultad de esclarecimiento de delitos donde en la mayor parte de los casos los indicios son circunstanciales, no suele haber testigos y las pruebas se consumen entre las llamas.

Los bazares y las sospechas

Si siguiera en activo, entre los restos de un incendio el policía empezaría buscando focos, mal asunto si hay más de uno, sabiendo por formación y experiencia que en los fuegos en inmuebles el origen de las llamas suele estar en la parte que se ve más quemada. Arde más en el punto de inicio y esto, que puede parece una obviedad, sucede al revés al aire libre, porque en el monte el fuego se va alimentando a medida que avanza y por eso suele dejar más quemada la zona donde se fue extinguido y obliga a buscar el origen, la gasolina o los acelerantes, "allí donde el terreno esté menos quemado". La base del procedimiento establece que un incendio con varios puntos de origen suele ser intencionado y otro con uno solo tiende a denotar el desarrollo considerado normal de un fuego fortuito, pero en la práctica nada suele ser tan sencillo. Es obvio que el incendiario con mala fe puede encender desde un solo punto, o disfrazar de descuido la tela puesta sobre la calefacción.

Ahí es donde entra en juego el policía, siempre después de permitir que bajo supervisión policial inspeccionen el terreno quemado los especialistas de las aseguradoras. Sin base para emitir un juicio categórico, la intuición le dice que parece "sospechosa", sin más, la aparente coincidencia de este inicio de año peculiar con tres fuegos declarados en bazares chinos en sólo dieciséis días, en Sotrondio el 24 de enero y en Oviedo dos veces, el 1 de febrero y el pasado jueves. Llamativa sin pruebas, anormal sin elementos para juzgar, dice, hasta que la investigación sobre el terreno emita un veredicto categórico.

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