"Si algún día se inventa una máquina del tiempo compraré un billete para poder pasar una jornada de campo con tu abuelo, Ignacio Patac". El profesor de Prospección e Investigación Minera, Rodrigo Álvarez, pronunció ayer uno de los discursos más sentidos durante la inauguración del aula "Ignacio Patac y Pérez-Herce" y del fondo paleontológico y documental de este ingeniero gijonés en la Escuela de Minas de Oviedo. Se dirigió especialmente a Ana Arroyo, nieta de Patac, que también emocionó a los presentes al asegurar que había elegido el 14 de febrero para hacer ese acto público "como símbolo del amor que siento por mi abuelo".

Entre otros, acudieron a la inauguración el rector de la Universidad de Oviedo, Santiago García Granda, el director de la Escuela de Minas, Francisco Blanco; y el conservador del legado documental de Patac, Antonio Luis Marqués Sierra. Los tres tomaron la palabra en el vestíbulo de la Escuela -con parte de los 3.000 fósiles de la colección a su espalda- antes de subir a la primera planta para visitar el aula "Ignacio Patac y Pérez-Herce".

Si algo quedó patente en todas las intervenciones es que el legado del ingeniero gijonés que ahora acoge la Escuela de Minas "es un tesoro geológico" fruto del trabajo de "una mente prodigiosa que tenía pasión por la geología minera y una capacidad de trabajo fuera de lo común", tal y como aseguró el profesor Álvarez, para quien el legado del ingeniero gijonés "es la mejor colección privada de flora fósil del país". Así, según el rector, Patac fue "un geólogo esclarecido e innovador". El director de la Escuela de Minas recalcó que "la colección está ahora en el lugar adecuado". Y Marqués Sierra destacó la importancia científica de las piezas.

El fondo está compuesto por fósiles de flora carbonífera de las cuencas mineras de España, así como de braquiópodos del carbonífero. El fondo documental puede consultarse y consta de más de 1.000 volúmenes entre libros y revistas, y 200 planos.