Los pinos ya no se queman al sol. Investigadores de la Universidad de Oviedo han descubierto nuevas formas de respuesta al estrés causado por la radiación ultravioleta, que permitirá identificar variedades resistentes al cambio climático. De este modo se evitará, dicen los científicos del área de Fisiología Vegetal, que en un futuro cercano los rayos disminuyan la calidad de los bosques asturianos. La incidencia del sol afecta al desarrollo normal de los árboles, ya que pueden quemar los engranajes fotosintéticos e inducir mutaciones que afectan al crecimiento y dañan su morfología. Los resultados, publicados en la revista "Molecular and Cellular Proteomics", suponen un avance en la biología del estrés de especies forestales, de las que apenas hay datos, y son fácilmente trasladables al campo.

"Igual que el ser humano se quema ante exposiciones altas a la radiación UV, a las plantas les puede ocurrir algo parecido, hasta el punto de que dejan de producir energía y se induce en ellas la formación de radicales libres y mutaciones que aumentan el estrés", explican los coordinadores del trabajo, María Jesús Cañal, catedrática de Fisiología Vegetal y Luis Valledor, investigador del programa Ramón y Cajal dentro de la misma área. El desarrollo de este tipo de estudios, según opinan, es "especialmente relevante dado que, a consecuencia del cambio climático, en los próximos años experimentaremos un aumento en la radiación de hasta un 20%". Los biomarcadores descubiertos podrán implementarse en programas de gestión y mejora forestal para lograr la sostenibilidad de los bosques en los próximos años.

Entre los hallazgos que estos investigadores ya habían obtenido anteriormente, y que avanzaban en esta misma dirección, se encuentra el descubrimiento de un nuevo gen, de una familia de respuesta muy importante, pero que no se había caracterizado en pino, llamado PrELIP1, y el estudio de lo que ocurre en el núcleo de las células cuando están sometidas a estrés.