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La guía secreta de Asturias

Morcín tiene su vigía

El torreón medieval de Peñerudes, al pie de la sierra del Aramo, invita a viajar al pasado desde una atalaya con unas vistas espectaculares sobre el concejo

Morcín tiene su vigía

Si hay lugares donde la montaña, los valles y los pueblos forman un entorno paisajístico perfecto, uno de ellos es el concejo de Morcín, en la zona central de Asturias. Muchos montañeros aman esta tierra, que tiene entre sus joyas la sierra del Aramo y, sobremanera, el Monsacro, donde se encuentran las ermitas de Santa María Magdalena y de Santiago. Allí se guardó el arca santa con las reliquias antes de pasar definitivamente a la Cámara Santa de la catedral de Oviedo. Otros picos relevantes de esta zona son La Mostayal, Covarriella, Peña la Vara y Forcada, por citar apenas algunos.

También es Morcín lugar para los que gustan de caleyar por pueblos y caminos para disfrutar del momento y llevarse en la cámara ese instante irrepetible que nunca volverá a ser igual aunque se pase mil veces por el mismo sitio. Uno de esos lugares está en el precioso pueblín de Peñerudes, que cuenta, entre sus joyas, con el torreón medieval que, como el propio pueblo, se encuentra al pie de la sierra del Aramo, en las estribaciones de la peña La Mostayal. Existe una ruta de ascenso marcada desde el propio pueblo que parte desde el aparcamiento del polideportivo. Y es que si ya sorprende el embalse de los Alfilorios, y especialmente cuando se rodea visitando los pueblos que lo circundan, no cabe duda de que las vistas desde esta imponente construcción, que nos lleva a un pasado lejano durante unos minutos, dejan sin aliento a quien mira hacia un horizonte hermoso de Norte a Sur y de Este a Oeste.

Junto a un monumento dedicado a los montañeros con un texto del conde Henri Russell -gran viajero, excelente escritor y famoso montañero- que reza: "Sueño con las montañas inaccesibles, los mares lejanos, donde el sol se duerme", parte esta senda fácil que, por un camino en ascenso, permite acceder hasta la base de la torre medieval. Este torreón, declarado monumento histórico, carece totalmente de su cara sur. Es de planta cuadrangular, tiene una altura de 17 metros, está rematada en almenas y sus paredes son de dos metros y medio de grosor. Conserva la cara norte y parte de los muros este y oeste. El edificio se considera una transición entre castillo y torre, pues, además de su carácter defensivo, reúne características de torre señorial.

En cuanto a la fecha de su construcción hay algunos autores que la consideran de origen romano, reformada después por el rey Ordoño I. Hay quienes también señalan que la primera cita de su existencia se encuentra en un documento del año 1378 del testamento del obispo Gutierre de Toledo en el que lega este equipamiento defensivo a su hermana. Desde esta atalaya, además de espectaculares vistas, se pueden descubrir, entre otros picos, el Espín y el Cantu la Vara, sin olvidar el Monsacro y, con tiempo despejado, hasta Oviedo.

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