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MATILDE FERNÁNDEZ | Exministra del PSOE de Asuntos Sociales, visita hoy Avilés

"Podemos quiere sustituir al padre (el PSOE) y yo no me dejo matar por el hijo"

"Con los refugiados estamos viviendo una situación muy similar o peor que tras la II Guerra Mundial: hay 65,3 millones de personas desplazadas"

Matilde Fernández. MARCOS LEÓN

La exministra de Asuntos Sociales Matilde Fernández, actual presidenta del comité español de Acnur, estará esta tarde en Avilés invitada por la Agrupación Socialista de la ciudad. Fernández es una de las coordinadoras de la ponencia que están realizando los socialistas de cara al congreso federal del próximo mes de junio. Hablará a partir de las 19.30 en el Centro de Servicios Universitarios (Calle Ferrería, 7 y 9) sobre las políticas de bienestar social.

-¿Por dónde pasa el futuro del PSOE?

-A corto plazo, por recuperar tranquilidad y fraternidad entre nosotros y por hacer reflexiones tanto del documento que se preparó para que sirviera para el debate como de una ponencia marco muy participativa que va a decir ante este mundo tan cambiante los problemas reales y la respuesta de los socialistas.

-¿Y a medio plazo?

-Desde los puestos que nos corresponda, sacar adelante esas prioridades de esos grandes problemas que a veces quedan en un segundo plano por hablar de las personas.

-¿Entienden los votantes las disputas internas? Acabamos de ver en el congreso de Podemos que los asistentes pedían unidad, y en el PSOE podría haber tres candidatos o más...

-Totalmente de acuerdo. Un demócrata tiene que ser una persona con voluntad de llegar a acuerdos por la mejora del país. ¿Cómo no haber esa voluntad y lealtad dentro de un mismo partido? A veces es verdad que las nuevas redes de comunicación están simplificando los mensajes y la gente se queda con eso. Por eso es tan importante el papel del encuentro entre militantes para serenamente hablar y dialogar y ver cómo resolver los problemas.

-¿Cómo puede el PSOE recuperar la ilusión de la ciudadanía?

-En primer lugar, sometiendo a crítica las incoherencias que hayamos cometido. Y recuperando coherencia entre lo que consideramos importante y mantenernos firmes. Si defendemos lo público, ¿por qué hay una excesiva presencia del mercado en las políticas públicas? Si defendemos un Estado del bienestar público, ¿por qué reservamos suelo para escuelas privadas, hay redes sanitarias privadas y permitimos que el mercado entre en los servicios sociales...? Hacen bien en reprochárnoslo y nosotros tenemos que aprender la lección, sin flagelarlos. Y mire, en el congreso de Podemos parecía que el debate era estar en la calle o en las instituciones. Yo soy una veterana con cerca de 70 años y 45 años de militancia, y nosotros siempre hemos hablado de la triple militancia: socialistas, sindicalistas y a la vez formar parte de los movimientos sociales. Y de pronto, también porque no somos tantos, o por cansancio o por error de dedicarnos más a la política institucional, ha habido una desconexión que ha producido esa pérdida de ilusión.

-Ahora los acusan de formar una entente con el PP en el Congreso...

-Habrá que hablar mucho con la ciudadanía. Si un partido tiene más votos y más capacidad de configurar un Gobierno, tengo que respetarlo, aunque no me guste. Tenemos que asumir que somos oposición y obligarle a cambiar la dirección de sus políticas. Es la mejor función que tiene que hacer un partido.

-¿Y lo están consiguiendo?

-Se está consiguiendo que aparezca en la agenda política medidas que antes para el PP eran "no y no". Se da más gasto público para lo social, se consiguió subir el salario mínimo, ajustar las cantidades más bajas de las rentas sociales... Son cambios que afectan a la ciudadanía.

-¿Y cómo debe ser la relación con Podemos?

-Cordial, como con todos los demás grupos, y cercana, porque tiene que haber más cercanía entre los que se sitúan del centro hacia la izquierda, pero entre adultos. He oído a algunos socialistas querer ser paternalistas con los nuevos partidos y hay que tratarse de adulto a adulto. Tratarlos positivamente, con empatía, cercanía, pero sin ponerse de rodillas, como algunos, y sin querer ser los padres de los jovencitos. Ellos quieren sustituir al padre y yo no me dejo matar por el hijo. Que hagan su vida y que se construyan su mundo.

-Usted fue ministra de Asuntos Sociales con Felipe González. ¿Hemos avanzado desde entonces en esa área?

-Se ha avanzado en líneas generales, desde la etapa de los gobiernos de Felipe González hasta los de Zapatero, con otras prioridades y con otros desarrollos. El problema es que no hemos conseguido una ley básica de Servicios Sociales para que todo quede ensamblado. Ahora también hay que ver cómo recuperar la senda tras los recortes que ha producido Mariano Rajoy.

-El próximo 8 de marzo es el Día de la Mujer y también se cumplen diez años de la ley de Igualdad, ¿queda mucho por hacer?

-Las crisis siempre plantean un frenazo a los avances de la mujer. También en España. Una de las herramientas que teníamos, que era la ley de Igualdad, estaba muy vinculada a la negociación entre sindicatos y empresarios para acortar distancias. Y con el frenazo de la reforma laboral del PP, salvo empresas pioneras, se congelaron los avances para romper los techos de cristal para avanzar en igualdad social, económica... Y luego las crisis han producido un crecimiento de violencia de género, por lo que hay que seguir insistiendo en la educación en valores.

-Estamos en plena crisis de los refugiados, ¿hay solidaridad de los países con esas personas?

-Hay estados y estados. En este momento en Europa, el Gobierno que ha sido más solidario es Alemania. Nuestro país asumió el compromiso de incorporar a 17.000 personas y han llegado menos de mil. Estamos viviendo una situación muy similar o peor que cuando terminó la II Guerra Mundial. Hay 65,3 millones de personas refugiadas o desplazadas y Acnur sólo está llegando a 49. No estamos llegando a atender a esas personas en las condiciones que marcan los artículos de los Derechos Humanos. En Grecia hay situaciones tremendas y el acuerdo con Turquía fue muy mal acuerdo.

-¿Cuán preocupada debe estar la gente con la llegada de Trump a la Presidencia de EE UU y con presidentes como Putin?

-Los populismos, de izquierdas y derechas, son un riesgo tremendo porque entre otras cosas simplifican los problemas y además fomentan los nacionalismos.

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