Como dice el dicho, la intención es lo que cuenta. Y en la lucha contra el tabaquismo, cuenta y mucho. La directora de la Unidad de Epidemiología Molecular del Cáncer en el Instituto Universitario de Oncología de Asturias, Adonina Tardón, insistió ayer en Oviedo que "siempre merece la pena intentar dejar de fumar", ya que el riesgo de sufrir cáncer de pulmón está directamente relacionado con el número de cigarrillos que se aspiren. "Los pitillos de menos que fumemos, nos lo va agradecer la salud. Nunca hay que darse por vencidos y si fumamos, ser conscientes de ello, contar los cigarrillos, no hacerlo por costumbre", aseguró la epidemióloga en el marco de unas jornadas divulgativas sobre el cáncer, celebradas en el salón de actos de la Fundación Cajastur Liberbank. En ellas también participó el jefe de servicio de oncología en el Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), Emilio Esteban, quien profundizó en la medicina personalizada.

La profesora de la Universidad de Oviedo Adonina Tardón fue la encargada de abrir la charla "Epidemiología y aplicación de la terapia personalizada en el carcinoma de pulmón". Tardón explicó que el tumor de pulmón sigue siendo la primera causa de defunción por cáncer en hombres. "Aunque haya más casos de próstata, el de pulmón es el más letal y el que más sufrimiento conlleva", apuntó. El origen de las mutaciones es, en la mayor parte de las veces (el 84%), ambiental: tabaquismo, ocupación laboral y contaminación atmosférica. La combinación de estos tres factores es, como es lógico, un cóctel explosivo. Trabajos relacionados con la acería, el coque, el gas, el aislamiento y el asfalto "multiplican por cuatro" el riesgo de padecer cáncer de pulmón.

Lo mismo pasa, aunque en menor medida, al vivir en zonas urbanas. "No es lo mismo respirar al lado de una chimenea que hacerlo en Somiedo. El riesgo se multiplica por dos si residimos en una ciudad", dijo Tardón, que recomendó "buscar las zonas verdes aunque vivamos en áreas urbanas". La epidemióloga hizo hincapié en los efectos positivos del ejercicio físico, el consumo de frutas y verduras, y el alcohol -un vaso de vino al día- con moderación. "Beber un vasito de vino al día puede disminuir un 30% la incidencia. Ahora bien, si lo juntamos con el tabaco, el riesgo se multiplica", comentó.

El tabaquismo, quiso concienciar Adonina Tardón, es "una enfermedad social, que necesita un tratamiento específico". Influye sobre las poblaciones más desfavorecidas, ya que como demuestran numerosos estudios, las personas con un menor nivel de educación son las grandes fumadoras. "En España fuma el 24% de la población y en contra de lo que se piensa hay más hombres fumadores que mujeres". El gran reto en este campo es la detección precoz -actualmente se diagnostica tarde, con un estadío de 3 o 4- mediante el uso de un escáner helicoidal de baja dosis, que en el 80% de los casos permite tratarlo en el estadío uno. Esta técnica, adelantó la investigadora, tendría aplicación en personas de entre 55 y 75 años que lleven fumando más de 30 años. Antes de su uso, "habría que trasladar a los pacientes a una terapia de tabaquismo para que dejen de fumar -tienen éxito en el 35% de los casos- y, si es preciso, al neumólogo. Si se detectan indicios de que pueda tener la enfermedad, habrá que aplicar el escáner y darle tratamiento", subrayó Tardón.

Por su parte, el médico Emilio Esteban fue más técnico en su exposición, que se centró en la evolución del tratamiento frente al cáncer de pulmón. "Estamos continuamente avanzando. Durante más de tres décadas se aplicó quimioterapia a todo el mundo. Pero eso cambió con la llegada de la medicina de estratificación y ahora con la medicina de precisión o personalizada. Es decir aquella que escoge cada tratamiento en función del estado morfológico o las alteraciones moleculares de cada individuo", explicó. A renglón seguido añadió: "Estamos empezando a entender lo que significa esta enfermedad. Es el inicio de algo que tiene una envergadura mayor". En el presente juegan un papel clave las alteraciones inmunológicas, ya que, según Esteban, los tumores son capaces de crear proteínas que "ciegan" a las células encargadas de destruir a las malas.