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Pastos a la última en Tresanu

El forraje de las vacas de Rafael Velasco nace en una bandeja, no necesita tierra y crece en ocho días: es hidropónico

Pastos a la última en Tresanu

El pasto que comen las vacas de Rafael Velasco Fernández en Cangas de Onís nace en una bandeja y no necesita tierra para crecer. Este madrileño afincado en Tresanu es uno de los pioneros de la región en el cultivo de forraje verde hidropónico (fvh), una técnica que consiste en la germinación de semillas de cereales en condiciones ambientales controladas.

Velasco buscaba una alternativa más económica que los piensos para alimentar a su ganado en los meses de invierno y la encontró hace tres años gracias a las nuevas tecnologías.

"Navegando por internet vi que en algunos lugares de Sudamérica estaban experimentando con estos cultivos con éxito y me animé a probar", explicó el ganadero, que de forma autodidacta y a base de ensayo y error saca adelante la producción desde hace tres años en la finca que compró en Tresanu.

El proceso comienza poniendo a remojo durante un día alrededor de 27 kilogramos de semilla de cebada en un cubo, que durante las últimas horas se trata con cal apagada. Las semillas pasan otro día completo de secado en un barril especialmente diseñado con el fondo perforado.

Tras un tercer día de oscuridad y germinación, las semillas se depositan en pequeñas bandejas homogéneas y se meten al invernadero, donde permanecen hasta su completo desarrollo.

Un sistema informático vigila que la temperatura de las bandejas ronde siempre los 18 grados, además de regar el cultivo cada cierto tiempo con agua ozonizada para evitar la aparición de bacterias.

Las bandejas, que llegan a pesar entre siete y diez kilogramos cada una están listas para el consumo al octavo día. Entonces llega el momento de trocearlas con ayuda de un objeto cortante como cutter para obtener bloques más pequeños con el fin de facilitar el transporte en cubos hasta la cuadra y que sus vacas lo consuman con mayor facilidad.

Velasco destaca las ventajas económicas y nutritivas del forraje verde hidropónico. "El saco de semilla sale muy barato. Por veinte céntimos al día tienes alimentada una vaca, sin contar la paja que les echas de complemento que va a parte", explica. "La cantidad de proteína es tan elevada que los animales están más sanos y tienen hasta un pelaje más bonito y brillante", defiende el ganadero, que cuenta con casi una treintena de reses. Más de la mitad son de la raza asturiana de los valles aunque también tiene alguna casina en la explotación.

El promotor defiende que otra de las ventajas es la capacidad de sacar adelante una producción intensiva de forraje en un reducido espacio. "Mi invernadero tiene unas dimensiones de 3 por 12 metros cuadrados y obtengo a diario casi 300 kilogramos de comida para mis reses", cuenta este ganadero de 42 años de edad. Por su parte, Velasco asegura que no se ha planteado elaborar mayor cantidad del alimento que le permita su comercialización porque está "muy liado", cuenta. Eso sí, sirve de guía para otros emprendedores.

"Me llama mucha gente pidiéndome consejo para echar a andar su propio cultivo porque lo mismo vale para alimentar vacas, que para cabras, ovejas o incluso he oído que hay gente que lo usa para hacer infusiones con las que deleitar a turistas", relata.

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