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ROGER COHEN | Editor de Internacional en "The New York Times"

"Hay una guerra declarada por Trump contra la prensa"

"Tenemos que descubrir lo que hay detrás de su atracción fatal con Putin"

Roger Cohen, en la Fundación Rafael del Pino de Madrid. DIEGO BISQUERRA

"Aunque nací y crecí en Inglaterra, soy americano y como la mayoría de los americanos soy emigrante. Por eso es tan extraña la política del presidente Trump que quiere dar la espalda a esta idea de país de inmigrantes". Es la carta de presentación de Roger Cohen, editor de la sección Internacional en "The New York Times", que está en Madrid para participar en una charla sobre el futuro del orden liberal que organiza la Fundación Rafael del Pino. Cohen sólo está de acuerdo con el presidente Trump en que los periodistas tienen que salir más a la calle para pulsar el ambiente y enterarse de lo que piensa la gente. En lo demás, considera al nuevo timonel del mundo un desconocedor absoluto de Europa, un mentiroso compulsivo seguido ciegamente por un cuarenta por ciento de la población y una grave amenaza para la OTAN, en un momento especialmente delicado porque la crisis económica está produciendo inquietante querencia aislacionista entre los norteamericanos. Los periodistas y los jueces, no Wall Street que levita con el nuevo mandatario, son la esperanza de este profesional de la información, que certifica la declaración de guerra de la Casa Blanca a la prensa y vive con pasión la crisis del sector de la comunicación, que navega entre el azote de la posverdad y la incertidumbre del tránsito digital.

-¿Cómo se ve Europa desde Estados Unidos?

-No tengo nada claro que Trump vea a Europa, no creo que tenga idea alguna de lo que es la historia de Europa. Cualquier persona que sepa algo de Europa es consciente de que es un error menospreciar a la Unión Europea como está haciendo Trump. La Unión Europea es uno de los cimientos de la seguridad posbélica y de la libertad. Por primera vez desde 1945 tenemos un presidente norteamericano que se alegra abiertamente de la descomposición de Europa. Es algo muy preocupante.

-¿Cómo la ven el resto de los norteamericanos?

-La mayor parte de los norteamericanos se sienten vinculados a Europa, pero también es cierto que hay otros que no tienen interés alguno en mantener este vínculo con Europa porque están muy centrados en sus propios problemas. Lo más grave de todo es que la Administración norteamericana actual no sea consciente de la importancia de la Unión Europea ni de la OTAN.

-¿Hay en la actualidad en Estados Unidos una guerra entre el presidente Trump y los periodistas?

-Sí, hay una guerra que ha declarado unilateralmente el presidente Trump, hasta el punto de tachar a la prensa de enemigo del pueblo americano. Este tipo de frases se asocian sin duda con regímenes totalitarios que buscan enemigos del pueblo.

-Trump acusa a los periodistas de mentir, pero ¿acierta cuando dice que los periodistas no saben lo que piensa la gente porque no hablan con ella?

-Es preocupante que haya desaparecido la diferencia entre lo que es verdad y lo que es falso. No existen hechos alternativos, son mentiras. Es cierto que muchos periodistas no se enteraron de qué iban las elecciones en Estados Unidos y que no supieron ver el apoyo que iba a tener Trump en el corazón industrial del país. América es un país que está dividido. Los periodistas tienen que salir más a la calle para hablar con el pueblo americano y hacerlo de forma respetuosa y sin prejuicios.

-¿Hasta qué punto la prensa seria está perdiendo credibilidad al dar la impresión de que va a la caza de Trump con casos como el del periodista que llamó puta en privado a su esposa Melania o con la exageración del alcance de las protestas en la calle contra su elección con el ánimo de desacreditarle?

-No vamos a la caza de Trump. Los periodistas tenemos la obligación de exigir responsabilidad a la autoridad. Tenemos que hacerlo con valentía porque somos los testigos de lo que sucede a nuestro alrededor. La prensa lo está haciendo tan bien que ha logrado que Michael Flynn, el asesor de seguridad nacional de Trump, haya tenido que dimitir tras revelarse sus tejemanejes con el Kremlin. Flynn mintió acerca de su relación con el embajador ruso al vicepresidente Mike Pence. La prensa va a seguir investigando para conocer cuál es ese vínculo entre Trump y Putin.

-Hombre, pero decir que la primera dama es una puta para tener que retractarse revela, aunque haya sido en privado, un prejuicio y poca profesionalidad.

-Ese insulto se produjo en una conversación privada, durante una cena y tomando unas copas. Parece que ya no se sabe ni separar lo público de lo privado.

-¿Cómo ha podido llegar un personaje como Trump a dirigir la Casa Blanca?

-Porque fue elegido. Trump tiene una personalidad difícil, necesita permanentemente la reafirmación de su ego, es irascible, impetuoso y carece de paciencia, pero ha sabido identificar una ira y un temor que late en el pueblo norteamericano y ha sido hábil al expresar esas emociones. Ha ganado las elecciones y así es la democracia.

-¿Es acaso tan gran comunicador que ha conseguido imponer sus simplezas y mentiras en una población cabreada y hambrienta de demagogia populista?

-Exacto. Todos los populistas necesitan enemigos y Trump habló de los mexicanos y de los musulmanes. Los populistas necesitan además una idea mítica del pasado, una especie de sueño dorado, que es el que expresa cuando dice: "Make America great again" (Hagamos América grande de nuevo). Estados Unidos era ya un gran país. A su manera, Trump es un gran comunicador y entiende cómo funcionan los medios de comunicación modernos y tiene más de 30 millones de seguidores en Twitter. Se trata de una comunicación directísima que le hace el salto de la rana a cualquier periódico. Se comporta más como el líder de un movimiento de masas que como el presidente de todos los norteamericanos.

-Podemos es un partido considerado populista hasta por sus propios dirigentes, pero es un partido radical de izquierdas. ¿Qué tiene en común con Trump para que ambos sean populistas?

-El término populista lo usamos a veces de una forma poco nítida. Populista quiere decir que tiene apoyo. Todos los populistas tratan de vendernos un sueño, pero no veo a Podemos traficar con la mentira como lo hace Trump.

-¿Supone el triunfo del candidato republicano a través las redes sociales y las notica falsas el fracaso del periodismo tradicional?

-No. Estamos viviendo un momento muy importante para los periodistas y nunca el periodismo había sido tan necesario como ahora. Es cierto que atravesamos una crisis periodística en todo el mundo occidental. Están Facebook y Google, que ordeñan la publicidad, y las redes sociales, que permiten una comunicación directa que antes no existía. Esto nos obliga a reinventarnos y aprender a manejar nuevas herramientas, pero sin olvidar la misión de todo periodista, que no es otra que la de exigir cuentas a la autoridad y ser testigo de la actualidad para contarla de la forma más descriptiva y veraz posible. Eso, desde luego, no se hace sentado en casa sino plantándonos en el mundo real.

-¿Ha ocurrido la victoria de Trump, como dijo Paul Horner en "The Washington Post", porque la gente es estúpida, cree las falsas noticias y cuando se descubre su falsedad ya no le importa?

-Sí, y es muy inquietante porque a la gente le cuesta diferenciar entre la verdad y la mentira. Se da además un fenómeno muy preocupante, y es que cuando se descubre la mentira parece que a la gente ya no le importa porque ya es tarde y la falsedad ha calado hasta los huesos. Estamos tan estresados que no nos tomamos el tiempo necesario para distinguir entre lo verdadero y lo falso.

-Los norteamericanos, o muchos de ellos, no parecen haberse enterado aún de la falsedad de los tuits del actual presidente de los Estados Unidos. ¿Cómo es posible?

-Ellos no ven las trampas. Además, se ha producido un cambio muy radical, y es que las palabras que salían antes del Despacho Oval eran solemnes. La seguridad del mundo dependía en cierta medida de esas palabras que ahora se han desvalorizado por su falta de fiabilidad.

-¿Renuncian entonces los norteamericanos a seguir siendo los gendarmes del mundo?

-Quizás sí, y creo que el resto del mundo nos va a echar de menos, pero cuando se escucha a Trump diciendo que la OTAN está obsoleta, lo que quiere decir es que quiere un poder norteamericano diferente, despojado de ideología y centrado en el mercantilismo.

-¿Tiene entonces que ponerse la OTAN a temblar por el desinterés de Estados Unidos?

-La semana pasada, en Múnich, el vicepresidente Pence habló de la sacrosanta OTAN mientras su jefe la minusvaloraba. ¿A quién debemos creer? La OTAN sí que debería preocuparse. En aquella reunión no se sabía quién tenía más credibilidad, si Pence o su homólogo ruso, Serguéi Lavrov.

-El historiador británico Simon Schama ha escrito recientemente que la confusión entre la verdad y la mentira es una precondición para llegar al fascismo. ¿Están ya así las cosas en Estados Unidos?

-Y es muy preocupante porque todo dictador quiere un pueblo confuso y desorientado para que la única verdad que prevalezca sea la suya y parece que en Estados Unidos estamos cogiendo ese rumbo.

-¿Cómo digirieren los votantes de Trump sus insultos a los jueces, la recomendación de su consejero de estrategia Stephen Bannon a la prensa para que tengan la boca callada o el insólito ataque presidencial a través de Twitter a Nordstrom, la compañía que puso fin a sus relaciones con los diseños de su hija Ivanka?

-No les importa, y se ve en que goza del 40 por ciento del apoyo de la población. Los que sí están reaccionando ante estas bravuconadas son la prensa y los tribunales, así que de momento aún hay esperanza.

-¿Por qué han perdido peso en la sociedad norteamericana los ideales de democracia y de justicia en el mundo en favor de la xenofobia?

-Muchos norteamericanos han virado hacia esas posiciones que nada tienen que ver con Estados Unidos debido a las consecuencias de la crisis económica. En este tipo de situaciones de recesión siempre se buscan cabezas de turco.

-¿Ve probable que su supuesta complicidad con Putin acabe con la popularidad de Trump entre sus votantes?

-No. Todo depende de lo que se averigüe acerca de la verdadera relación entre ellos y su influencia en las pasadas elecciones norteamericanas. ¿Qué tipo de información tiene Putin de Trump? Hay que descubrir qué hay detrás de esa atracción fatal entre Trump y Putin.

-A la vista de los patinazos de Trump en su primer mes como presidente, ¿ve probable que acabe su mandato?

-No tengo ni idea, pero lo cierto es que Wall Street está enamorada de Trump. Igual los sabios de Wall Street saben más que los periodistas sobre qué tipo de presidente necesita Estados Unidos.

-Señor Cohen, Rajoy se ha ofrecido a Trump como interlocutor serio en sus relaciones con Europa e Iberoamérica. ¿Qué le parece a usted?

-Que le deseo mucha suerte porque no creo que ni Trump tenga aún definida cuál va a ser su política exterior. Lo que sí está claro es que ha empezado muy mal con México, por ejemplo...

-Dígame, por favor, cómo ha cambiado su ejercicio del periodismo en la era digital.

-Sigo siendo el mismo periodista que antes pero consciente de que el futuro es digital, aunque a algunos les dé mucha penita. "The New York Times" es un medio digital que obtiene sus beneficios más por las suscripciones que por la publicidad. Hago mi trabajo como siempre, pero sé que me leen más a través del móvil que en el papel.

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