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PAZ ANDRÉS | Nueva Defensora Universitaria, elegida ayer

"Este cargo es un observatorio excelente de la Universidad"

"No dejaré ni clases ni investigación; los despachos aíslan y yo quiero moverme y estar en contacto con la realidad"

Paz Andrés Sáenz de Santa María. IRMA COLLÍN

-El Defensor Universitario se convierte en Defensora Universitaria.

-Exacto. Toca cambiar.

-¿Y en qué va a cambiar la labor de esta institución con usted en el cargo?

-Mis antecesores han realizado una tarea importante en materia de resolución de quejas y consultas. Creo que hay posibilidades de desarrollo en materia de prevención de conflictos, buscando soluciones antes de que surjan, y en todo lo concerniente a las recomendaciones y sugerencias generales.

Paz Andrés Sáenz de Santa María (Oviedo, 1953) es catedrática de Derecho Internacional Público, fue secretaria del Consejo Social de la Universidad de Oviedo, disputó dos veces la carrera al Rectorado de la institución y es desde ayer Defensora Universitaria electa, tras recibir la mayoría de votos en el Claustro -aunque no los suficientes para impedir segunda vuelta, que se suspendió al comunicar su retirada el otro candidato, el catedrático Ramón Durán.

-Durán le dejó vía libre y renunció a la segunda vuelta.

-Un gesto que le honra. Lo hizo expresamente para no causar más molestias a los claustrales, dijo. Hay que reconocerle su labor como Defensor y su disposición a colaborar ahora.

-¿Ser Defensora Universitaria es un trampolín para algo?

-En absoluto. Nunca me he escondido en mi compromiso con la Universidad. Me presenté dos veces al Rectorado, no salí elegida y entendí que esa dimensión había terminado. No me quedan traumas porque, entre otras cosas, siempre supe los riesgos de unas apuestas como aquellas y la posibilidad cierta de no conseguir los objetivos. El cargo de Defensora Universitaria es algo totalmente distinto.

-¿Lamentó aquellos dos intentos frustrados al Rectorado?

-Son episodios que pertenecen al pasado, pero nunca me arrepentí de haberlo intentado.

-¿El nuevo cargo le apartará de las aulas?

-Tengo asumido que esto me va a llevar mucho trabajo y que va a requerir dedicación intensa. La normativa prevé reducir las obligaciones docentes pero tengo claro que dar clase e investigar son experiencias muy gratificantes y no las pienso abandonar. Es que, además, es justamente lo que te mantiene en contacto con la realidad universitaria. Los despachos aíslan.

-Por cierto, ¿dónde tendrá el despacho?

-En la Escuela de Minas. No lo conozco todavía, pero lo que quiero es moverme mucho, ver y escuchar a mucha gente.

-¿La Universidad de Oviedo es democrática?

-Sin duda. Lo son todas las universidades a partir de las leyes de reforma universitaria y de la LOU, que consagra este puesto. Que la Universidad de Oviedo contemple el cargo de Defensora demuestra que es una organización madura y con sentido democrático.

-¿Y qué cree que hay que mejorar en este sentido?

-En la defensa de los derechos y libertades siempre hay que estar alerta, pero sé que voy a poder contar con la actitud receptiva que han disfrutado quienes me precedieron en el cargo. A la vista están los resultados.

-¿Quiénes serán sus interlocutores?

-Desde el Rector para abajo, todos.

-Hay que humanizar la institución, dijo José Manuel Rico, que fue quien le presentó ayer ante el Claustro.

-Yo creo que siempre se intenta trabajar con criterios humanos, pero es verdad que quienes están en los órganos de gobierno universitario tienen que estar fundamentalmente preocupados por las tareas de gestión. Yo, sin embargo, voy a poder observar el funcionamiento general de la Universidad con proximidad y cercanía. Este puesto es un observatorio excelente para poder detectar aquellos aspectos susceptibles de mejora.

-Cinco años de mandato. ¿No le parecen muchos?

-Lo son, porque además se contempla la renovación. Diez años en el cargo es mucho tiempo, un plazo más largo que el de cualquier otro órgano unipersonal.

-¿Propondrá rebaja?

-Sí. Cuatro años es ya un tiempo razonable.

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