El proyecto de reforma del régimen electoral asturiano recibió ayer una estocada con la puesta en cuestión del método de reparto de escaños propuesto por los grupos proponentes, pero IU, uno de ellos, no renuncia a conseguir "una ley que regule un sistema de mayor proporcionalidad y funcionalidad". Lo ha dicho esta mañana el portavoz parlamentario de la coalición, Gaspar Llamazares, al día siguiente de la reunión de la ponencia parlamentaria para la reforma en la que los servicios jurídicos de la Junta pusieron en aprietos el porvenir del cambio legislativo por los reparos legales que plantearon al sistema de asignación de escaños. No es el primer recorte que sufre un proyecto que la semana pasada perdió por el mismo camino de las dudas jurídicas algunos de sus preceptos -como las primarias obligatorias para elegir candidatos, el voto electrónico o el mecanismo de sustitución de diputados-, pero IU se mantiene firme. Llamazares admite que se ha producido un traspiés, pero no un obstáculo definitivo. La nueva situación, persevera, otorga la oportunidad de reflexionar de nuevo en relación a un sistema que garantice una mayor proporcionalidad a través además de un sistema sencillo, funcional y explicable a los ciudadanos.

La complejidad del sistema propuesto por PSOE, Ciudadanos e IU, que sugería elegir 35 de los 45 diputados de la Junta mediante el sistema actual en tres circunscripciones y a los diez restantes en distrito único, pero teniendo en cuenta el resultado del primer reparto, es precisamente la razón principal de las objeciones planteadas por los letrados de la cámara. Se pronunciaron éstos en contra de un modelo que los grupos impulsores modificaron respecto al inicial y que ahora tienen un plazo de un mes, antes de que el próximo día 27 vuelva a reunirse la ponencia, para tratar de simplificar. En este punto, según Llamazares, IU barajará ante el resto de grupos de la cámara la búsqueda de una fórmula similar a la de la redacción inicial de la ley.

La reforma del sistema electoral, que ya encalló en la pasada legislatura, tiene el impulso de PSOE, IU y Ciudadanos y para salir adelante necesita otros apoyos, bien los de los grupos de la derecha, que se han mostrado abiertamente reticentes a apoyarla, bien el de Podemos, que al saber del nuevo varapalo al proyecto hizo expreso el mismo lunes su disgusto ante lo que considera "un nuevo esperpento y una chapuza" que les hace dudar de la voluntad real del PSOE de apoyar la reforma.