La duna de Zeluán, que protegía las viviendas y garajes de inundaciones, terminó destrozada ayer por el temporal y la acción de las olas en la ría de Avilés. Como consecuencia del azote del mar, se demostró que el surco habilitado en el arenal resultó insuficiente para combatir los golpes. "Hace falta un muro para frenar el agua", expresó Jorge Ovies, que celebró que no hubiera llovido con fuerza "porque habría sido mucho peor".