Entre 2,70 y 3 euros. Es el máximo que están dispuestos a pagar por una sidra al otro lado de la barra, aunque algunos clientes van más allá y piden que el precio sea el mismo en todos los locales. Marioli González es clienta de la calle Gascona desde hace diez años. "Ahora la sidra se ha vuelto a poner de moda entre los jóvenes porque es una bebida barata. En Gijón yo ya pagué por una botella 2,70 hace un año. Entiendo que suba y seria bueno que el precio fuera el mismo en todos los locales", insiste. "Yo voy a seguir bebiendo sidra aunque la suban aunque beberé menos", apunta Miguel Ángel Garcia, otro cliente de una sidrería.

Los amantes de la sidra están dispuestos a rascarse en bolsillo pero siempre que el producto sea bueno. "En algunos sitios te dan puxarra y te la cobran como si fuera sidra buena", apuntan desde la barra de un establecimiento de Gascona.. Y es que para servir la bebida asturiana por excelencia no sólo es necesario tener una buena marca. "Servir un culín no es como abrir una Coca-Cola, la sidra tiene que estar bien escanciada y a la temperatura adecuada, ni caliente ni sacada de la nevera", señala José Luis Argüelles.

Los clientes habituales se alinean con los hosteleros. "La sidra es barata porque exige varios servicios. Por un vaso de vino te cobran dos euros y ya no te tienen que atender más", explica Tomás Ciñera. La lucha insisten no debe ser por el precio sino por la calidad por eso los clientes lamentan que algunos establecimientos sustituyan a los escanciadores por tapones y máquinas