José Ángel Fernández Villa ha abandonado su casa de La Florida poco antes de las diez de la mañana acompañado de su esposa y su abogada, Ana García Boto, para dirigirse al juzgado, donde estaba citado a las nueve de la mañana.

El sindicalista no ha hecho declaraciones, sólo ha esbozado una sonrisa cuando García Boto le explicó que las personas que le esperaban eran periodistas.

Ana García Boto se dirigió a casa del sindicalista después de acudir al juzgado a la hora señalada.

Villa tendrá que declarar esta mañana ante la jueza Simonet Quelle Coto sin privilegio alguno, contra lo que pretendía su defensa, que quería que acudiese al Juzgado con un acompañante que le tutelase y un forense que controlase su estado de vulnerabilidad y velase por que el interrogatorio no le causase un sufrimiento innecesario. La jueza ha rechazado esta pretensión y Villa tendrá que enfrentarse a ella con el solo apoyo de su abogada.

Las condiciones en las que tendrá lugar el interrogatorio, previsto para las diez de esta mañana, ya fueron fijadas por la jueza en un auto anterior, en base al informe del neurólogo Alfredo Robles Bayón, para quien Villa está en condiciones de prestar declaración, puesto que, a pesar de su deterioro cognitivo, en realidad está mejor de lo que quiere aparentar y puede recordar si estuvo apropiándose de dinero. La jueza estableció que Villa sea interrogado durante un periodo corto, con tiempo para responder sin presiones. Además, se desecharán las respuestas sin sentido.

La defensa de Villa presentó un escrito en días pasados en el que solicitaba que se reconociese la situación de vulnerabilidad del investigado, de forma que se garantizase que pudiese acudir "con la privacidad que su deteriorada imagen física merece". La defensa solicitaba que no se divulgase ni su imagen ni su voz con motivo de su obligada presencia antela autoridad judicial.

La letrada Ana García Boto ilustraba la "situación de vulnerabilidad" de su cliente con algunos ejemplos. "Le impide afrontar su defensa frente a la querella que le ha interpuesto el SOMA y le impide facilitar a su letrada los datos y documentos necesarios para preparar el interrogatorio y tomar decisiones sobre la mejor forma de defenderse", indicaba. Además, "debido a la enfermedad, no es capaz de concentrarse en las importantes cuestiones que le plantea su defensa, por lo que hay que dejarlo para volver a intentarlo en otro momento, confiando en que el reposo nos permita avanzar en la defensa".