El problema del lobo en Asturias no es ecológico, sino social, advierten los expertos. El biólogo Luis Llaneza, que estudia desde hace más de veinte años la especie, califica de "terrible" la exhibición en una misma semana de tres cánidos muertos en un supermercado de Arriondas y en una señal de tráfico del parque de las Ubiñas. "La situación se está radicalizando muchísimo", alerta Llaneza, que pide "sentido común" a ganaderos y ecologistas para "tender puentes de entendimiento". La Fiscalía de Medio Ambiente a nivel estatal confirmó ayer a LA NUEVA ESPAÑA que ha abierto diligencias para investigar los hechos.

Tanto el Gobierno regional como organizaciones conservacionistas condenaron lo sucedido y coincidieron en decir que ésta no es la imagen del Paraíso Natural que debe exportar Asturias. Expertos, como Luis Llaneza, que trabaja en la marcación de lobos con GPS en el parque nacional de los Picos de Europa, asegura que el diagnóstico es fácil, pero no así el tratamiento. "Es un problema social, que necesita por tanto una solución social", dice.

El especialista afirma que posturas enfrentadas las hay en todos los sitios del mundo donde conviven lobos y ganadería, pero "no sucesos tan macabros" como los acontecidos en el Principado. "Hay que romper mitos: ni el lobo acaba con la ganadería ni el lobo está en peligro de extinción. Hace falta que ambas partes cedan para llegar a un entendimiento", expone.

Según Llaneza, "es una pena que en los últimos años hayamos avanzado tanto en el ámbito científico y sin embargo no logremos avanzar en el social". Nunca supimos tanto de la especie como ahora", apunta el experto, que ahora estudia el lobo en ambientes humanizados.

La asociación ecologista WWF denunció ante Fiscalía los últimos ejemplares hallados muertos en la región y también el Principado anunció esta semana que haría lo mismo. Fiscalía de Medio Ambiente confirma que "ha abierto diligencias para recabar información sobre las apariciones de lobos muertos". A los cadáveres exhibidos en el parking del supermercado de Arriondas y en una señal del parque de las Ubiñas, hay que sumar otro animal más encontrado el pasado 8 de febrero por una niña en Cangas de Onís. El cuerpo fue arrojado entre dos coches estacionados en pleno casco urbano y presentaba impactos de disparos.

A la larga lista hay que sumar el cadáver sin cabeza de otro cánido, que fue colocado sobre un coche de la guardería de Medio Rural en noviembre del año pasado en Arriondas. La aparición de restos de lobo troceados ya se está convirtiendo en habitual. En junio se encontraron dos cabezas colgadas en el puerto romano de Cangas de Onís y en mayo, en una señal de tráfico en Salas.