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Apuntes De Mecánica Política

El imposible acuerdo sobre las obras

El Gobierno vuelve a intentar negociar el pacto político sobre las infraestructuras prioritarias que el PP boicoteó desde el principio al no responder siquiera a la invitación a discutirlas

La semana ha dejado uno de los antiejemplos de lo que debe ser la política. El imposible acuerdo de los partidos para un asunto tan prioritario como es establecer las obras más urgentes en Infraestructuras revela los vicios a los que se entrega en ocasiones el juego político: se piensa más en el fastidio del contrario que en la lectura positiva que puede dar un acuerdo.

En este caso, las responsabilidades se reparten de manera desigual. La de algunos ya por ausencia. ¿Cómo es posible que el partido que gobierna en España y que, se supone, debería ser interlocutor en Asturias del ejecutivo de Rajoy ni siquiera acuda a una reunión a la que se le llama? El Partido Popular ni respondió a la invitación para acudir a la primera de las reuniones para tratar de alumbrar un "pacto político por las infraestructuras" que ha terminado siendo un "pacto para culpar al otro del imposible acuerdo".

Sin el PP, el acuerdo ya no suena a acuerdo, por lo que se concluye que los populares buscaron torpedearlo desde el principio. También Podemos, aunque con más finura. Los podemistas estiraron hasta el último momento la excusa dramática de exigir una auditoría de las obras de la Variante, un asunto que podría haber quedado reseñado al margen del listado y que su inclusión o no en nada afectaba al objetivo del asunto: una lista de prioridades.

Foro Asturias abandonó también las reuniones molesto porque no se incluyen sus pretensiones para el AVE asturiano, ya que esperaría más vehemencia en la defensa de esa propuesta de llevar la alta velocidad hasta Lena. De todos modos, dado que Foro y el PP han acudido en coalición y eso está condicionado en el programa de infraestructuras de los populares asturianos (ay, cuando se elaboró aquel programa electoral), parecería más razonable dirigir esa demanda al gobierno de la nación. Así lo harán los foristas que pueden acabar siendo determinantes para que Rajoy saque sus presupuestos: estén atentos a los números.

Ciudadanos aguardó 24 horas para anunciar su abandono. A Nicanor García, portavoz de la formación naranja, le echó humo el teléfono móvil de las infinitas llamadas perdidas desde el Gobierno. Tras buena parte de la jornada sin atender el teléfono, dejó claro que el interés por ese pacto era nulo.

Con todo esto, no se diluye la responsabilidad del propio Gobierno regional. Quien quiere alcanzar un acuerdo es quien toma las riendas de la negociación, que en ningún caso puede ser un "lo tomas o lo dejas". Izquierda Unida ha tratado de salvar algo del intento de consensuar una lista de obras prioritarias, pero también tiene sus propios esperpentos, como el pánico a acabar siendo el único respaldo del PSOE, convertida en esa muleta que tanto asusta a los dirigentes de la coalición de izquierdas.

Belén Fernández ha tratado de retomar la negociación con una carta a los partidos en la que quiere hacerles ver que sería difícil de comprender por la sociedad "la incapacidad política manifiesta para alzar una voz común por las obras más emblemáticas de Asturias, garantes de bienestar, desarrollo y progreso. Máxime cuando 17 organizaciones sociales y económicas, de distinto perfil, intereses y procedencia" han avalado la necesidad de ese acuerdo. Es probable que la próxima semana el Gobierno reúna a las organizaciones que respaldaron esa búsqueda del pacto.

La posición privilegiada de Javier Fernández en el panorama nacional debería ser una oportunidad que aprovechar, pero también es cierto que quizás él debería haber liderado personalmente la búsqueda de este consenso. Al menos eso reprochan algunas de las organizaciones que se sentó a la mesa de debate.

Pero lo que ocurre es que otras comunidades autónomas sí han sido capaces de aparcar rencillas de patio de colegio para establecer una voz única ante el Ministerio de Fomento. Mientras, aquí persiste el ruido; y todos sabemos que ahí es imposible ningún discurso audible.

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