Carmen Rodríguez Maniega, presidenta del PP de Avilés y aspirante al liderazgo del partido en Asturias, se siente como los de abajo de la serie "Arriba y abajo". Lamenta que en el proceso que conduce a la primera vuelta de la elección de la nueva presidenta, el viernes, la dirección regional que controla su rival, Mercedes Fernández, esté tratando "de que me sienta incómoda en mi propia casa". Maniega se ha quejado esta mañana de que sólo se le permite consultar el censo de los algo más de 2.000 afiliados con derecho al voto en una sala de la planta baja de la sede regional sin ordenador ni teléfono y con la presencia permanente del gerente del partido, Gonzalo Cobián, "que recibe visitas mientras yo llamo a los afiliados", protesta, y no le permite sacar el censo de allí, como máximo anotar un teléfono y salir a llamar.

La aspirante también ha acusado de mentir al presidente de la comisión organizadora del congreso, el diputado en el Congreso Ramón García Cañal, cuando dijo ayer que le había facilitado toda la información relacionada con el cónclave. “No es cierto”, asegura, “porque hoy a las doce del mediodía he recibido una carta suya informándome de que la tenía a mi disposición”. “También me dijo que la agrupación de Avilés no había entregado la documentación” sobre el censo y los compromisarios cuando uno, según su versión, se formalizó en la sede regional el día 3 por la mañana y el otro ayer. “Lamento que Ramón García Cañal, al que tenía por una persona imparcial y sincera, haya dicho dos mentiras tan fácilmente desmontables”, aseguró. “Me duele el descrédito, que se lancen denuncias contra una persona que más allá de lo que pase en el congreso tiene su propio prestigio”.

“Cuando a una candidatura de afiliados”, sigue Maniega, “se le contesta con el campo embarrado y mentiras es muy difícil seguir adelante”, se queja desde su sala de la planta baja. “Y de nada sirve cerrar un congreso en falso”, enlaza, “porque luego vendrán los votantes con sus elecciones. Es como hacerse trampas al solitario: en el partido pueden imponer los candidatos que quieran, pero luego esos candidatos van a ser juzgados por los votantes”.

Para evitar males mayores, la aspirante lanzó ayer el compromiso de que si su candidatura se impone en el congreso impulsará en el partido la figura del “mediador” “para que impere el diálogo y no la imposición”. Tendría que ser, sostiene Maniega, “alguien respetado”, “independiente” con formación en la materia y conocimientos legales al que se le adjudicaría la tarea de vigilar el cumplimiento de los estatutos y se articularía como un paso previo al comité de derechos y garantías.