El auto de la jueza Quelle Coto puede ser recurrido ante la Audiencia Provincial en el plazo de tres días, lo que desde el SOMA se da por descontado que ocurrirá. Sumaría así el decimotercer recurso de la defensa de José Ángel Fernández Villa a lo largo de la instrucción, que ya se prolonga catorce meses.

La defensa de Villa, ejercida por la letrada Ana García Boto, solicitó un alud de nuevas pruebas tras la declaración de su representado en el Juzgado. La petición incluía desde más pruebas documentales hasta una pericial caligráfica -Villa dijo que las firmas de varios documentos no eran suyas-, otra económica y que se llamara a declarar a 34 personas más.

El duro auto dictado ayer por la titular del Juzgado de instrucción número 2 de Oviedo desmonta todas y cada una de las pruebas solicitadas por la defensa del exlíder minero.

La jueza instructora del "caso Villa

La abogada de José Ángel Fernández Villa solicitó que se requiriera a Hunosa las actas de las reuniones de los comités intercentros desde 2001 hasta 2003. La magistrada entiende que esa prueba "carece de utilidad" porque "no se cuestiona" quiénes iban a las reuniones, sino que "lo realmente relevante es determinar quién cobraba las cuotas y los pagos efectuados por Hunosa a la cuenta del SOMA, y quién reintegraba tales cantidades o cobraba las mismas". La defensa también quería que Liberbank remitiese las firmas autorizando todos los meses un traspaso de 777,78 euros de la cuenta del SOMA a la de Villa. "No se está determinando quién autorizó o no" las transferencias, "sino quién ha cobrado tales importes y quién se ha beneficiado del dinero del sindicato para fines meramente particulares". Sobre la presentación de las agendas de Villa para demostrar gastos vinculados a su actividad sindical, la jueza insiste: "No se discute si mantuvo reuniones de trabajo o visitas", sino "las compras que aprovechando tales visitas o reuniones se efectuaban a cargo del sindicato".

Pericial caligráfica. La letrada Ana García Boto propuso incluso que la persona encargada de realizarla fuera el calígrafo Francisco Diego Llaca. La jueza indica que, de practicarse, no la haría quien determinase la defensa. Añade que existe "imposibilidad material de que pudiera resultar determinante", teniendo en cuenta el tiempo transcurrido desde la firma de aquellos documentos hasta ahora y la "dificultad caligráfica que ha demostrado" Villa, "no sólo apreciable" por la propia jueza, sino también "manifestada por el señor Villa debido a la artrosis que refirió tener en su mano derecha". Y además la magistrada también indica que los testigos han declarado que a veces firmaban otros por Villa "porque éste lo mandaba así, extremo éste que reconoció el propio investigado en su declaración", indica el auto judicial.

Pericial económica. La magistrada estima que con toda la documentación que obra en autos es suficiente, aunque indica que si la defensa quiere hacer por su cuenta una nueva auditoría y presentarla con el resto de pruebas está en su derecho.

Una treintena de testigos. Hasta 34 nuevos testimonios había solicitado la letrada de la defensa. Pero la jueza considera que poco pueden aportar al caso en esta fase de instrucción como trabajadores del SOMA, y menos después de que "reiteradamente" todos los que ya han declarado coincidieran en la "posición dominante" de Villa en el SOMA, 'de auténtico jefe o el amo' en palabras de su secretaria, Carmen Blanco", dice el auto. " 'De quitarse a gente de encima cuando no cumplía con las órdenes que se decían', según José Antonio Postigo; que 'Villa era el que mandaba en el SOMA, no le controlaba nadie, él lo hacía todo', en manifestaciones de Aquilino Ronderos, o lo referido por Juan Cigales en 'tu apunta y calla' ", reza en el auto.

Es más, apunta la magistrada Quelle Coto que "incluso en palabras del propio investigado, al manifestar en su declaración que 'él era el único que pasaba con la puerta abierta', 'que nunca le pusieron límite, había flexibilidad respecto a los gastos del secretario general' o 'que durante 30 años que estuvo al frente del sindicato, nadie se había atrevido a decirle nada' ".