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Maestros Y Discípulos

Toffolatti: "La Astrofísica vive una etapa dorada, en pocos años habrá nuevos descubrimientos"

González-Nuevo: "Como investigador, cada dos o tres años he tenido que pasar controles muy severos; a veces la sociedad no lo ve"

Toffolatti: "La Astrofísica vive una etapa dorada, en pocos años habrá nuevos descubrimientos"

Desde muy pequeño Joaquín González-Nuevo sintió la llamada de la Ciencia, concretamente la de la Astrofísica. Tras iniciar los estudios de Física en la Universidad de Oviedo, se desplazó a Madrid para completar la licenciatura en Astrofísica en la Complutense. "Al acabar tenía claro que quería volver a Asturias y me puse en contacto con Luigi Toffolatti", recuerda el joven. Era el verano de 2000. Quien iba ser su director de tesis lo recibió en su domicilio; un esguince de tobillo por un mal resbalón en un traslado entre despachos en la Facultad de Ciencias le obligó a un reposo forzado aquel verano. "Fue la primera tesis que dirigí", cuenta Toffolatti, que había llegado a Asturias seis años antes. La temática de trabajo surgió "casi inmediatamente", cuando comenzaron a hablar: la simulación de fuentes extragalácticas. "Era un tema relacionado con proyectos anteriores que yo había realizado para el lanzamiento del satélite Planck.

La misión Planck en la que maestro y discípulo participaron de manera directa permitió en su día evaluar de manera más ajustada la proporción de "materia oscura" en el Universo, que representa un 27% del total de materia- energía del cosmos.

Cuando se planteó la tesis de González-Nuevo estaba en desarrollo la fase 1 del proyecto y había un interés específico en hacer simulaciones de galaxias a los que hubieran sido los mapas futuros de ese satélite", recuerda Toffolatti. "Esas galaxias son un efecto contaminante de lo que queremos medir: el foco de radiación cósmica de microondas", detalla el discípulo. Aunque existían datos sobre ello no había una herramienta útil para determinar el efecto de la confusión producido por fuentes extragalácticas. La suya fue la primera tesis que se leyó en el campus de Mieres, donde Toffolatti impartía docencia. Maestro y discípulo volvieron a separarse tras los cinco años de trabajo en común para continuar investigando en caminos paralelos.

Tras la tesis, González-Nuevo se desplazó a Trieste, a la International School for Advanced Studies (SISSA) para incorporarse al mismo equipo donde Toffolatti había realizado su tesis años antes. Motivos familiares le trajeron de vuelta a España seis años después. Lo hizo al Instituto de Física de Cantabria, vinculado al CSIC, y becado por este organismo. Al finalizar enlazó la beca con un contrato Ramón y Cajal pero nuevamente motivos familiares le llevaron a regresar a Asturias. En enero de 2015 se incorporó a la Universidad de Oviedo como "Ramón y Cajal", un contrato de investigación de máximo nivel aunque como recuerda González-Nuevo cobrando la mitad que en Italia. No obstante, el joven celebra que la Universidad asturiana sea una de las pocas que ofrece un "apoyo claro" para estabilizarse a los "Ramón y Cajal" cuando finalizan su contrato. Con 39 años, su horizonte de esa estabilidad se sitúa en torno a los 42 o 43 años. "Pero nada me lo asegura", precisa. Su maestro reconoce que "los tiempos para estabilizarse en la Universidad se hacen ahora más largos". "Cada dos o tres años en mi vida he venido pasando controles muy severos; a veces la sociedad no ve todo eso que tenemos que hacer para atreverse a mirar a un puesto fijo", subraya el más joven.

Las exigencias son tales que para obtener una de las plazas "Ramón y Cajal" que se convocan en el área de Astrofísica en el CSIC se presentan personas con nivel de catedráticos de Universidad. "He visto de todo, trabajé en muchos centros. Aquí la gente se queja pero en EE UU tienen los mismos problemas. Elegí la Universidad porque es lo que me daba una garantía de estabilidad mayor", reconoce el discípulo.

Pese a las dificultades, uno y otro coinciden en el buen momento de su disciplina. "Es un época dorada para la Astrofísica que dará lugar a nuevos descubrimientos científicos en pocos años", augura Toffolatti. "Hay un montón de satélites recogiendo datos y algunos en la fase final para ser lanzados", prosigue. Quizá la única dificultad es la cantidad de datos para evaluar. "El Big Data, en nuestro caso, empezó antes", apunta. "Está claro que estamos en un buen momento de la Astrofísica, siempre hubo mucho interés pero ahora tiene mayor repercusión mediática", argumenta González-Nuevo. Aun así ambos coinciden en que "queda mucho por conocer".

El descubrimiento hace escasas fechas de siete exoplanetas con un tamaño muy parecido a la Tierra en una estrella que está, como poco, a 40 años luz de nosotros, lleva a Toffolatti a una nueva reflexión: "Necesitamos gente nueva que trabaje en Astrofísica y Cosmología. No da tiempo a analizar la cantidad de datos que hoy tenemos". Hace años una observación podría recogerse en uno de los ya desaparecidos disquetes de ordenador. Posteriormente pudo hacerse en un "pendrive" de un GigaBite pero hoy, las observaciones de un solo día llenan terabites de memoria. "No hay capacidad de almacenamiento; lo importante es contar con especialistas capaces de aplicar tecnología estadística para extraer esa información", constatan. Es el "data science". Para avanzar en todas estas cuestiones se hace necesario contar con savia nueva. Toffolatti insta asuperar "requisitos absurdos" que a veces se requieren en la acreditación de profesorado. "Para pasar de contratado doctor a titular se exige un nivel de investigación que no existe en otros ámbitos", apunta. Y la imposibilidad de contar con más horas de docencia les impide avanzar al ritmo esperado en la carrera académica. "Es de agradecer la figura de colaborador docente que han sacado, aunque sea de manera voluntaria y gratuita", opina González-Nuevo. "Es una situación paradójica la que vivimos en la Universidad que te atrapa y no sabes cómo salir de ella. Se está volviendo a repetir lo que ocurría hace 25 años", dice Toffolatti. Ellos, compaginan, además, su carrera académica e investigadora con personas mayores en el caso del maestro y, con niños, el discípulo."Es muy estimulante porque tienes que decidir el enfoque para ese público" tan distinto al que ellos acostumbran a tratar, concluyen.

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