Con un izado eufórico de cartulinas azules que daban a escoger la leyenda según la familiaridad -por un lado "Mercedes, presidenta", por el otro "Cherines presidenta"-, el PP asturiano dio a 18 de marzo de 2017 la salida a la campaña electoral de las autonómicas y municipales de 2019. El decimoséptimo congreso autonómico de los populares entronizó a Mercedes Fernández sin que nadie de los intervinientes eludiese la oportunidad de dedicar un rato a proclamar con éstas u otras palabras que se ven "preparados para gobernar". Que lo van hacer, que se ven en "ventaja política sobre el resto". A dos años de las urnas, la reelección asegurada de la única candidata a presidenta que pasó el corte del voto de los afiliados recibió ayer 686 de los 715 votos emitidos por los compromisarios contra 23 en blanco y seis nulos. Con ese casi 96 por ciento que oficializa a Fernández en la presidencia, los populares convirtieron el cónclave en un acto de reafirmación colectiva, en un machacón repiqueteo de consignas sobre la fe en la victoria y el "roto" socialista.

Quedó claro que querían convencerse de que van a ganar y convencer al auditorio de que deben difundir esta idea. En su intervención de clausura, ya oficialmente otra vez presidenta del PP asturiano, Mercedes Fernández elevó varias veces la voz para repetir que "tenemos que vencer ese clima de desánimo generalizado que tenemos instalado en Asturias con la izquierda y el socialismo, sacudírnoslo porque nos quieren hacer ver que la suya es la única política posible. Y yo grito no, no, y no". Lo gritó, efectivamente, ante la mirada del enviado de Génova para la ocasión, el vicesecretario nacional de Comunicación, Pablo Casado, y después de decir que había visto "salones llenos de gente con ilusión, con brillo en los ojos, con esa mirada de 'se debe hacer una cosa distinta en Asturias'".

Era el salón Reconquista del hotel de la Reconquista y la metáfora se hacía sola. Ante algo más de mil personas entre compromisarios e invitados, Fernández volvió una y otra vez sobre la misma convicción de retorno del PP al gobierno que recorrió los discursos de quienes le habían precedido en el uso de la palabra, lo mismo en el de la presidenta de Hunosa, Teresa Mallada, que también presidió el congreso, que el de quien será nuevo secretario general del partido, Luis Venta, o el de la diputada Emma Ramos, la parlamentaria en el Congreso Susana López Ares... Todos invitaron al proselitismo repitiendo varias veces el mantra de la carga contra el PSOE y la convicción de que el descosido interno socialista les pone en bandeja la victoria. "Otros hilvanan agujas para coser rotos, esa ventaja no podemos desaprovecharla", había dicho Venta Cueli, persuadido de que "los asturianos nos ven como gobierno y debemos aprovechar el viento a favor que nos llevará a gobernar Asturias". El PSOE, apuntaló a su modo el argumento la presidenta popular reelegida, "da las mismas recetas hoy que en los años ochenta, la política de la subvención, de 'toma el dinero y corre', de primero la subvención y después las ideas" y frente a eso clama por hacer que la región "salga del anonimato en el que nos han puesto los socialistas".

Sostiene que tiene un plan alternativo, "diferente" como lo es el futuro del pasado. Añade que el PP cuenta a su favor con "una gran diferencia respecto a los socialistas: çnosotros creemos en la eficiencia del gastos; ellos consideran que cuanto más se gaste, mejores políticas hacen. Y no es verdad". Al grano, su proyecto quiere "ofrecer soluciones con mensajes y herramientas sencillos" y "hay dos palabras que me encantan: crear empleo. Pero no desde la Administración", aclaró, "que debe dar oportunidades a la gente en lugar de ponerle obstáculos". Otras palabras que le gustan, impuesto de sucesiones, llegaron después. Después de que contrapusiera su actitud en apoyo del presupuesto socialista asturiano a la del PSOE, que se resiste a respaldar los del PP para España, y justo antes de repetir que "necesistamos un nuevo modelo fiscal" y que "vamos a acabar con el impuesto de sucesiones. Naturalmente". La consigna era la fe en la victoria, pero también la "unidad" de un partido "que sale de su ensimismamiento y se vuelca hacia la sociedad asturiana que queremos dirigir". Habla después de un proceso interno en el que por primera vez los militantes, 2.000, eligieron a su presidenta, que dejó por el camino a los otros dos aspirantes, Carmen Rodríguez Maniega y Pablo Álvarez Pichel, a los que la presidenta sólo se refirió en sus discursos antes de asegurar que en el PP "todo el mundo tiene su sitio, pero no todos el mismo".

Venta, Medina, Morales... Mercedes Fernández recitó ante el cónclave los nombres de las personas que ha elegido para que la acompañen en el comité ejecutivo con pocos cambios y un tono como de locutor cantando una alineación. Matías Rodríguez Feito es, por ejemplo, "ese chico que no parece del PP"; José Agustín Cuervas-Mons "el que más me aguanta y el que menos me riñe..." Confirma a Venta como secretario general, sitúa como vicesecretario de organización y número tres a David González Medina y reduce las vicesecretarías de trece a ocho. Además de Medina, la novedad es el exalcalde de Cangas del Narcea José Luis Fontaniella. Entre los veinticinco vocales, Fernández mantiene al exalcalde de Oviedo Agustín Iglesias Caunedo y recupera a Juan Morales, que en su día optó a liderar el PP frente a Ovidio Sánchez e impulsó tras la derrota su propio proyecto político, Ideas.

Cospedal y Rajoy, enlatados. El presidente del Gobierno no estaba ayer en Asturias "porque no puedo estar en todos los sitios a la vez" -estuvo en el congreso del PP vasco- , pero envió un vídeo felicitando a la presidenta y reconociéndole como virtud "haber estado en los momentos difíciles y manejar situaciones complejas". También enlatada, la secretaria general, María Dolores de Cospedal definió a Fernández como "una mujer valiente, capaz, trabajadora, que ilusiona a todos los que creemos en el proyecto del PP". Entre las salidas, algunas más cantadas que otras, figuran Pablo Álvarez Pichel o los diputados autonómicos Pedro de Rueda y Rafael Alonso o el senador Mario Arias.

El censo y la cuota única. Fue un congreso novedoso por venir después de una elección directa, la primera en la historia del PP. También porque se presenta tras algunas críticas contra la falta de actualización del censo y la transparencia que tuvieron ayer alguna respuesta en el cónclave. El diputado autonómico José Agustín Cuervas-Mons, encargado de la ponencia de reglamento, prometió además de los sabidos refuerzos de incompatibilidades y limitaciones de parentesco en las listas "un esfuerzo por regularizar nuestros ficheros de afiliados" y una "cuota mínima uniforme" que ahora no existe, así como una "declaración de idoneidad" con aportación de documentación actualizable que se exigirá a los cargos del partido.