La Real Academia Asturiana de Jurisprudencia celebró el lunes, con un homenaje a sus promotores, que pronto hará cuarenta años del día de 1977 en que se oficializó su existencia. El eminente mercantilista asturiano Aurelio Menéndez era ministro de Educación y Ciencia y fue el primer académico honorario. Cuatro decenios después, el lunes, la entidad para la investigación y el debate sobre las zonas más dispares del Derecho conmemoró el aniversario con un tributo a sus miembros fundadores y un recuerdo sentido para los académicos fallecidos en 2016, y en especial para Eduardo Gota Losada, que fue presidente del Tribunal Superior de Justicia de Asturias (TSJA) y referente nacional del Derecho Administrativo, y Juan Ignacio Ruiz de la Peña, catedrático de Historia Medieval e insigne asturianista. Sus figuras fueron glosadas en la ceremonia con emoción por dos de los hijos de los fallecidos, Eduardo Gota Brey e Isabel Ruiz de la Peña González.

El repaso a los cuarenta años de trayectoria histórica de la institución corrió a cargo del abogado Manuel Corripio Rivero, que remontó el tiempo a la búsqueda de sus fundadores, del primer presidente, Eusebio González Abascal, que lo fue todavía de manera interina cuando la Academia era aún asociación y que formó junto a Francisco Tuero Bertrand y José María Muñoz Planas el trío de personalidades esenciales que "dejaron huella" en el arranque de la institución y que hubieron de responsabilizarse de vencer los obstáculos hacia su constitución. El ponente volvió al presente tras repasar los hitos fundamentales de la historia de la Academia, incluidas la edición de la "Revista Jurídica de Asturias" a principios de la década de los ochenta, y las vicisitudes, alguna de ella curiosa, que condujeron a la obtención del título de Real Academia.

Eduardo Gota e Isabel Ruiz de la Peña pusieron a la ceremonia la nota emotiva al glosar a sus padres, a los que también se había recordado, junto al resto de los académicos fallecidos, en una eucaristía celebrada en la capilla del Rey Casto de la catedral de Oviedo. Los asistentes a los actos conmemorativos hicieron votos por la prolongación de las tareas investigadoras y difusoras de la Academia, sacando lustre a su lema de que el Derecho, en sentido objetivo, es el arte, sistema o técnica de lo bueno y de lo equitativo.