José Carlos Díez ostenta la condición de ser el autor del blog español de economía con más seguidores fieles en la actualidad, casi 90.000. De verbo fluido y capaz de dar respuesta ágil a cualquier tema que se le plantee, además tiene telegenia; y eso, en estos tiempos que corren da popularidad y prestigio si se sabe explotar. Quizás por ese perfil de "experto 2.0" o quizás por la proximidad ideológica de su pensamiento económico, este palentino que se presenta como "socialdemócrata sin carné" se ha convertido en uno de los asesores de cabecera del PSOE, al punto de haber coordinado la ponencia económica sobre la que debatirá el próximo congreso socialista. El economista, de gira como conferenciante por Asturias, hizo un hueco en su agenda matinal para realizar esta entrevista en un hotel de Avilés donde, a la misma hora, CC OO celebraba un congreso para elegir nuevo secretario comarcal.

-¿Hay mucha gente a esta hora en el hotel, verdad?

- Han venido a un congreso sindical. Por cierto, ¿qué papel están llamados a desempeñar los sindicatos en la España que viene?

-El PSOE ya ha iniciado en el congreso los trámites para derogar la reforma laboral, lo que debe dar paso a la construcción de un nuevo marco de negociación colectiva que permita recuperar el peso que han perdido los salarios en relación el PIB desde 2011; los sindicatos están llamados a desempeñar un papel clave dentro de ese modelo de relaciones laborales que debe ser lo suficientemente flexible para crear empleo en la era de la tecnología global y lo suficientemente justo para que los trabajadores tengan vidas estables.

- ¿Esto que promueve el PSOE va de hacer una "contrarreforma laboral"?

-No es eso; lo que hay que resolver es lo malo que trajo la reforma laboral del PP, en especial una bajada de salarios desproporcionada e innecesaria. Hay que dotarse de un nuevo modelo laboral acorde al siglo XXI. Un buen ejemplo es el modelo de negociación del sector del metal que existe aquí en Asturias, similar al del automóvil y basado en el reparto justo de los beneficios en el entendido de que a las dos partes -empresa y trabajadores- les conviene que las cosas vayan bien. Eso es fácil hacerlo en empresas grandes, sindicalizadas y con gente experimentada en las negociaciones. El reto es llevar ese planteamiento a empresas de diez o menos trabajadores.

- ¿Hemos salido de la crisis?

-No, de ninguna manera. Tenemos un 20 por ciento de paro, un 100 por ciento de deuda pública, un 90 por ciento de deuda externa y el BCE nos tiene conectados a un respirador automático. Lo que hemos superado es la recesión gracias a un buen cambio de política en Europa basado en darnos más tiempo para hacer el ajuste fiscal y ahora lo que falta es un plan de estímulo a la inversión. En lo que toca a España, lo que necesitamos es modernizar la economía y fomentar la innovación para aumentar la competitividad, generar empleo y mejorar los salarios.

- ¿Cuánto tardaremos en recuperar el terreno perdido por los recortes aplicados para capear la crisis?

-Si España lo hace bien, como ocurrió en las cuatro décadas anteriores al estallido de la crisis, en los próximos 20 o 30 años podríamos volver a avanzar. Nuestra ambición no es tanto recuperar sino mejorar; mejorar la media salarial, lograr empleo de calidad, aumentar el nivel de las prestaciones sociales... Y de ese modo, aspiramos también a cerrar el agujero del fondo de pensiones.

- No parece muy diferente su argumento al de Mariano Rajoy: la mejor política social es la generación de empleo.

-Que sin creación de empleo no hay salida de la crisis es una perogrullada; la cuestión es qué tipo de empleo vamos a crear: con el sistema de precariedad de Rajoy los trabajadores tienen sueldos precarios y los pensionistas, pensiones precarias; nosotros aspiramos a generar empleo de calidad invirtiendo en innovación y potenciando una visión de apertura al mundo para captar oportunidades en forma de atracción de empresas tecnológicas que buscan nuevos emplazamientos o aprovechando que si Donald Trump no quiere tratos con Latinoamérica, nosotros sí.

- ¿Para que vuelvan los jóvenes españoles emigrados hace falta un plan específico o su regreso caerá por su propio peso?

-Lo perentorio es que no se vayan más y eso se consigue subiendo los salarios; para atraer a los que están fuera hay que crear empleos de calidad porque este es un país donde hay calidad de vida y todo el mundo quiere vivir; desgraciadamente lo que no hay son empleos de calidad para poder vivir.

- Reseñaba usted hace un momento la necesidad de invertir más en innovación, ¿hasta qué porcentaje del PIB propone hacerlo?

-Estamos en el 1,2 por ciento y estimo que mínimo habría que llevarlo al 2 por ciento. Además aspiramos a que ese sea un esfuerzo en el que las pymes tengan un papel protagonista, más allá de la obvia participación pública. Para eso proponemos convertir al ICO (Instituto de Crédito Oficial) en una herramienta de financiación de empresas innovadoras, de modo que el dinero no sea una excusa para irse de España.

- ¿Qué sugiere hacer con los impuestos, especialmente el IVA?

-Hay que reducir el fraude con ayuda de sistemas que se han demostrado muy eficaces, como la factura electrónica o el pago por teléfono móvil; con una mejor gestión, la recaudación -solo por IVA- puede aumentar en 10.000 millones de euros. Otros 10.000 millones podrían conseguirse vía IRPF si los salarios recuperasen el peso que tenían en el PIB antes de la reforma laboral.

- ¿Qué handicaps y qué ventajas detecta en Asturias para que la región se suba al tren del desarrollo económico?

-La principal ventaja radica en la propia cultura económica de Asturias, una región que era muy subsidiada y que afrontó grandes reconversiones y un exitoso proceso de modernización tecnológica, que ha sabido poner en valor un sector turístico que era poco menos que ridículo, que ha sabido conservar su biodiversidad y que está en condiciones de atraer grandes firmas tecnológicas ahora radicadas en enclaves saturadas y que buscan nuevos emplazamientos en lugares con calidad de vida como Asturias. Del lado de los handicaps, habría que mejorar la conectividad de la región, potenciar las líneas de tren y los enlaces aéreos y rematar las infraestructuras pendientes.