La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

Nanorrobots, la terapia más personalizada frente al cáncer

Las estrategias que se investigan en Oviedo, Madrid o Canadá individualizan al máximo el tratamiento y extreman la precisión

Los nuevos dispositivos se caracterizan por su pequeño tamaño. LNE

Un grupo de científicos de la Universidad Complutense de Madrid está tratando de desarrollar una nanopartícula que transporte fármacos a las células cancerosas. En Oviedo, un equipo multidisciplinar trabaja en el diseño de partículas de metal (también en un tamaño del orden de los nanos), en concreto de óxido de cerio, con fines antitumorales. Mientras tanto, en Canadá han logrado crear una legión de agentes nanorrobóticos capaces de destruir con enorme precisión células dañadas por el cáncer. La lucha contra los tumores abre nuevos frentes, en estos casos con una fuerte impronta física y electrónica. Y, como telón de fondo, la anhelada medicina personalizada.

"No todo el mundo necesita lo mismo y los cánceres pueden ser de muchísimos tipos", subraya la científica canaria María Vallet, responsable del citado grupo de la Complutense. "Es importante poder personalizar y poder llevar únicamente a donde hace falta la dosis correcta del fármaco que es el apropiado para esa persona y esa enfermedad", agrega Vallet.

Más que de ninguna otra enfermedad, del cáncer cabe decir con absoluta exactitud que no existe propiamente la enfermedad, sino los enfermos. A medida que logran desvelar los secretos del genoma, los investigadores van refrendando la tesis de que pueden existir más similitudes entre dos tipos distintos de tumores en una misma persona que entre dos tumores del mismo tipo en dos individuos diferentes. O sea, que cada paciente tiene un modo de enfermar, y que por eso las soluciones han de ajustarse en lo posible al perfil genético de cada individuo.

"La última generación de ensayos clínicos está seleccionando a los pacientes en función de las mutaciones que presentan sus células tumorales, independientemente del órgano de origen. Esto supone una revolución con respecto a cómo se planteaban los tratamientos oncológicos hace pocos años", enfatiza Rubén Cabanillas, director médico del Instituto de Medicina Oncológica y Molecular de Asturias (IMOMA).

De ahí la necesidad de herramientas que personalicen los tratamientos. En el caso de los nanorrobots, la estrategia consiste en propiciar que viajen por el torrente sanguíneo y administren un fármaco a las células cancerosas. La gran contribución de esta tecnología radica en la precisión con la que ataca el mal y el gran avance que representa para los estudios del cáncer. Es bien conocido que las terapias antitumorales más primitivas aplicaban su capacidad destructiva tanto a las células enfermas como a las sanas. Con los nuevos avances, la aplicación se da a través de inyecciones, lo que viene a evitar los daños a los órganos y tejidos sanos circundantes.

"Esta legión de agentes nanorrobóticos está compuesto por más de cien millones de bacterias flageladas y están cargados de fármacos que se desplazan sólo entre el punto de la inyección y la zona enferma", señala Sylvain Martel, catedrático del área de Investigación en Medicina Nanorrobótica de la Politécnica de Montreal. Cada aparato dispone de una brújula, y todo el proceso es controlado desde un ordenador.

Compartir el artículo

stats