La Universidad de Oviedo festejó ayer la insólita longevidad de "Ería", la revista del departamento de Geografía que edita su centésimo número 37 años después del primero y que abre a la vez las puertas de su futuro. Se abre, precisó ayer el rector, Santiago García Granda, "una nueva etapa que ha de servir de estímulo", un mañana "que ha de pasar por la edición digital y por multiplicar el impacto de la publicación sin que eso vaya a mermar su calidad".

El enfoque hacia el formato electrónico, que la publicación ya cultiva, tampoco hará abandonar del todo el papel en el que la revista nació a iniciativa del catedrático Francisco Quirós en 1980. La glosa de su decisivo impulso recorrió las intervenciones del acto en el que ayer se celebró la "Ería" número cien. Su editor, Felipe Fernández, director del departamento de Geografía, asintió a la convicción de que casi todo lo que pasó después estaba ya en el nombre. En Asturias, una ería es "un conjunto de tierras de labor de propiedad individual agrupadas bajo una cerca colectiva", escribió Quirós en el primer número. La revista, dijo ayer Fernández, nació al servicio de la divulgación científica "con la idea de hacer compatible la iniciativa individual con los objetivos comunes". Y aunque hoy las erías físicas tiendan al deterioro "por la desaparición del modelo social y económico que las sustentaba, la nuestra, en cambio sigue viva", festejó.

Los asistentes resaltaron además de la vitalidad "el rigor y la calidad" de una revista que superó, al decir de Fernández, algunos momentos "duros" para enorgullecerse ahora de exhibir el sello de la Fundación Española para la Ciencia y la Tecnología y de estar en el índice Thomson Reuters.