La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

IGNACIO GUTIÉRREZ DE TERÁN | Profesor de estudios árabes e islámicos

"El 'Brexit', la extrema derecha gala y el Islam radical comparten discurso de exclusión"

"El proceso de las revueltas árabes no ha terminado, ninguna reforma lo tiene fácil con una sociedad civil tan débil"

Ignacio Gutiérrez de Terán.

- La "primavera árabe". ¿Crónica de un fracaso?

-No, pero estamos ante un proceso mucho más largo del que pensábamos. Surgió en sociedades que no habían tenido movimientos de reforma en muchas décadas y aquello tuvo mucho impacto y se generaron expectativas quizá excesivas.

- ¿El proceso sigue abierto?

-Sin duda. Se podría pensar que estamos en una parálisis, pero en cualquier momento puede producirse otro repunte.

Ignacio Gutiérrez de Terán Gómez-Benita es profesor de Estudios Árabes e Islámicos de la Universidad Autónoma de Madrid. El sábado, estará en Oviedo como ponente en un encuentro de Expatriados Iraquís. Su conferencia se titula "De la 'primavera árabe' a las guerras sectoriales".

- Las revueltas árabes sirvieron para qué.

-Produjeron un cambio en la visión de las sociedades afectadas, sobre todo entre la población más joven, y es la percepción de que se pueden cambiar cosas. Hablamos de 19 estados, de la costa atlántica al Asia Central.

- ¿En qué país mirarse?

-Túnez. Allí se está dando una transición azarosa y llena de altibajos, pero se ha conseguido aprobar en 2014 una Constitución que es la más avanzada del mundo árabe, hay alternancia de poder y una transparencia aceptable para los criterios occidentales. El problema es que Túnez dejó de ser un destino turístico y que no es fácil acomodar a la gente joven. Hay países árabes con más del 50% de población juvenil.

- ¿Es posible una transición pacífica?

-Es posible, pero siempre existirá el peligro de una vuelta al pasado. Recordemos lo que pasó en España, aquellos años setenta llenos de rumores y violencia terrorista. Hasta el intento de golpe de Estado así vivimos. Ninguna reforma lo tiene fácil porque en los países árabes los poderes usan la represión, la oposición política tampoco tiene un talante democrático y la sociedad civil es extremadamente débil.

- ¿Cree en el islamismo como opción política?

-El Islam político no había gobernado nunca, a excepción de Irán, que no es un país árabe. Tenemos los casos de Túnez y Egipto y un mensaje en ambos que dice que toda solución pasa por aplicar el Corán. La realidad es que no se consigue nada, que no hay programas políticos detrás, que todo se reduce a proclamas huecas. El caso de Egipto, que es un país con una gran proyección internacional, es paradigmático.

- Ahí hubo un golpe de Estado contra los Hermanos Musulmanes.

-El Ejército hizo lo posible para que aquello no funcionara, pero también es verdad que los islamistas se pusieran ellos solos la soga al cuello. Tuvieron su oportunidad, pero no hicieron mejoras sociales. Y ese proceso lo estamos viendo en otros lugares.

- Tremendo lo de los ataques químicos en Siria.

-El caso de Al Asad sirve de ejemplo. En Occidente se piensa en la figura del dictador como mal menor y mientras tanto el régimen seguirá vertiendo sangre. Con Gadafi se decía algo parecido, cualquier política vale con tal de que eviten la llegada masiva de inmigrantes a nuestra Europa.

- En Francia, la ultraderecha puede ganar las elecciones.

-Existe la idea de que Europa ha perdido su capacidad de liderazgo, que cada vez somos más pequeños y rodeados de gente extraña que nos llega de todas partes. En el fondo el movimiento francés de extrema derecha o el que produjo el "Brexit" tienen cosas en común con el programa político del Islam radical: un discurso de exclusión sin nada detrás. La pregunta es: ¿y a partir de ese discurso, qué?, ¿cómo se gestiona el día después? Vivimos tiempos de poca cultura política y escaso sentido crítico, y eso se nota en ambos mundos. En un entorno de política tradicional muy desprestigiada, el mensaje del nos roban, nos roban se va directo a la yugular y al sentimiento de la gente.

- Como en Cataluña.

-Sí. Son ideas vacías que calan.

- ¿Con Trump el peligro es mayor?

-Trump es ejemplo de vacuidad, aunque el sistema no le deje hacer. Frente al problema palestino el nuevo presidente no tiene un plan específico ni estrategia. No dice ni sí ni no a los asentamientos israelíes. Frente a los ataques con gas químico en Siria de estos últimos días Donald Trump ni siquiera tiene algo que decir.

- ¿Por dónde empezar a negociar una solución al problema palestino?

-Es difícil negociar cuando una parte lo tiene todo y la otra casi nada. Pedirle a Israel que deje de levantar asentamientos es como pedirle que abandone uno de los núcleos de su política. Con Obama los asentamientos han aumentado. Lo primero que tiene que hacer Israel es respetar las resoluciones de la ONU.

- ¿Qué papel puede tener España ante el mundo árabe?

-Salvo en Marruecos, su política es intrascendente. España tiene imagen de actor imparcial, podría ser muy útil, pero seguimos consignas de política exterior estadounidense.

Compartir el artículo

stats