"La gente que formamos se ha marchado por no darles la oportunidad de investigar", lamenta el catedrático de Psicobiología Jorge Luis Arias, director del Instituto de Neurociencias del Principado (Ineuropa). Desde el órgano que preside lanzan una llamada a la sociedad asturiana para que den respaldo a su trabajo. "En Portugal el pequeño comercio luce en sus establecimientos que respalda económicamente la investigación en Neurociencias, aunque sea una pequeña aportación", argumenta Arias, que acaba de asumir las riendas del Instituto. En el ámbito nacional la situación no es más favorable pues cuentan con proyectos de investigación en estado "preconcedido" por parte del Ministerio de los que han visto muy pocos fondos, lo que supone un obstáculo para avanzar. "La gente está muy abierta a conocer del campo de las Neurociencias; hacemos investigación básica y clínica y trabajamos en equipos multidisciplinares", indica Arias.

El propósito para esta nueva etapa del Instituto es poner al alcance de la sociedad la oportunidad de familiarizarse con algunos de los avances más decisivos en un campo con repercusión muy directa en nuestras vidas. En la actualidad 150 investigadores colaboran con el Instituto de Neurociencias, 80 de ellos en plantilla, bien por vinculación a la Universidad de Oviedo o a la red sanitaria del Principado, abarcando aspectos moleculares, genéticos, anatómicos, fisiológicos y clínicos de la investigación en el sistema nervioso central. "Nos gustaría contar con más personas voluntarias para investigar determinadas patologías. No buscamos personas enfermas sino que se encuentren en condiciones normales para realizar una comparativa pero no existe cultura. En otros países sí existe la filosofía de colaborar con la Ciencia, aquí hay más reticencia", dice Arias. "Cuando se planteó el máster de Neurociencias la idea era atraer gente a Asturias para investigar en este ámbito", prosigue el director del Instituto, que cuenta con tres líneas principales, la de investigación básica o experimental, que dirige él mismo: la neurológica, a cuyo frente se encuentra Manuel Menéndez y la psiquiátrica, bajo la responsabilidad del catedrático Julio Bobes.

"En proyectos de investigación europeos o de cierta envergadura nos piden ir con datos. Hay que poner en marcha prototipos pero, ¿quien paga eso? La Unión Europea solo apuesta sobre seguro. Se da dinero cuando hay un estudio piloto que demuestra que va a haber unos resultados", prosigue Arias. Por este motivo, desde el Instituto de Neurociencias quieren potenciar el valor de los jóvenes investigadores que, desde Asturias, están investigando en áreas punteras.

En sus manos están proyectos sobre la relación entre obesidad y deterioro cerebral; también sobre activación neuronal con luces led e incluso preparan una patente de un dispositivo que permite realizar un diagnóstico temprano de ciertas disfunciones en el desarrollo psicomotor de los niños. No obstante, los responsables del Instituto lamentan que los jóvenes que se quedan a investigar en la región "lo hacen hasta sin beca y con una entrega como nadie: habría que premiarles o darles un mínimo sustento", claman. Actualmente están intentando patentar un sistema que permite detectar problemas de respuesta en la atención de los niños en niveles tempranos. "A veces los déficits se hallan cuando está ya muy avanzada la escolarización", apunta Jorge Arias y lo que pretenden es adelantarse a estados previos, entre los primeros ocho meses de vida del bebé.

Además, investigadores del Instituto están trabajando con ingenieros en un proyecto de activación del cerebro por medio de luz. "Hacemos investigación multidisciplinar; en este caso estamos con un grupo de Texas", detalla Arias. Cuando existen ciertas disfunciones cerebrales hay estructuras que bajan de actividad. Lo que se plantea aquí es estimularlas con infrarrojo. En muchas patologías lo que existe es un decaimiento de la actividad metabólica y la idea con este proyecto es llegar a la enzima responsable de ese proceso con una determinada longitud de onda para que vuelva a elevar el metabolismo.

Más ideas a desarrollar. ¿Afecta la obesidad al desempeño mental? Claramente. La obesidad no solo supone un problema cardiovascular y articular, sino que también afecta a nuestro cerebro ocasionando diferentes alteraciones en su funcionamiento. "Tenemos una línea de trabajo sobre cirrosis y también otra para ver cómo afecta la alimentación al desarrollo cerebral. Así, un aumento de los triglicéridos también eleva la inflamación del cerebro lo que repercute en una degeneración del órgano", indica el director del Instituto. "Tenemos que mentalizar a la gente de que se puede investigar en Neurociencias pero necesitamos financiar líneas concretas. Sin embargo, no recibimos ni un euro ni de la Universidad ni del Principado", argumentan los investigadores. "Lo nuestro es filantropía pura y eso que ahora existe el mecenazgo", se lamentan.

Además de la obtención de fondos para financiar sus investigaciones, su prioridad pasa por lograr un número suficiente de voluntarios -tanto población adulta como niños, sin ningún tipo de patología, precisan- para avanzar en sus proyectos.