La pobreza remite, pero crece su “invisibilidad”. Las familias atendidas en los servicios de Cáritas Asturias se redujeron en 2016 por segundo año consecutivo hasta pasar levemente por debajo de las 6.000, 5.991, 20.553 personas que al decir del director de la organización, Ignacio Alonso, “se están haciendo invisibles para una parte de la sociedad”. Como tal vez se percibe que ha pasado lo peor, y como las unidades familiares atendidas se ha rebajado en un doce por ciento en la comparación de 2016 con 2015, ahora intranquiliza cierto retorno al ocultación de la pobreza, que ellos ven en sus propios ingresos, en el “descenso progresivo de socios y donantes” que preocupa sobremanera a la entidad. En la presentación, esta mañana, de la memoria de la entidad el año pasado, Alonso evidenció la rebaja en los recursos invertidos de los 7,9 millones de euros de 2015 a 7,8 en 2016.

La radiografía de la necesidad y la exclusión social “dibuja una realidad polifacética”, resume Alonso, en la que “disminuye el número de familias atendidas, pero siguen acudiendo nuevas familias -1.857 atendidas por primera vez en 2016- y surgen también nuevas situaciones de pobreza. Se diversifican las ayudas y las personas con mayores dificultades ven más difícil salir de su necesidad”, concluye. En cuanto a los “ignorados”, los “expulsados del sistema”, se han dado “algunos pasos”, pero quedan aún “déficits importantes”.

Analizando por dentro el número general de familias atendidas el año pasado, la secretaria general de Cáritas Asturias, Mari Luz Baeza, encuentra 746 que “no perciben ninguna prestación pública” y constata la repercusión de los retrasos de la administración regional sobre todo en las revisiones del salario social: 519 familias se encontraban en 2016 a la espera de esa verificación. Cáritas agradece el recién anunciado refuerzo en la plantilla que en la Consejería de Servicios y Derechos Sociales se dedica a la tramitación de esta ayuda de emergencia y también ve los efectos de los trabajos “precarios”. De las familias que llamaron el año pasado a las puertas de la organización, cuenta para dar fe de la situación de los trabajadores pobres, 457 tenían a “uno de sus miembros trabajando”.

Si dicen que sus necesidades se han “diversificado”, es porque las situaciones crecientes de “cronificación de la pobreza” hacen que ya no sean sólo las necesidades más básicas las que necesitan respaldo. No sólo piden vivienda y alimento. Han bajado las ayudas a la alimentación, pero se ha incrementado la ayuda media por familia hasta los 330 euros y las demandas de auxilio cada vez se refieren más a la salud, la formación, la gestión de documentos… Ignacio Alonso ha valorado como “un gran avance, si fructificara”, el decreto con el que el Principado prevé la coordinación de acciones entre los servicios sanitarios y los de atención social por ejemplo para que ancianos puedan recibir asistencia en geriátricos para el alta hospitalaria, pero acto seguido ha matizado que “se requieren centros especializados para atender a esas personas, más allá de los centros de día”. Respecto a la agilidad de la administración regional en la llegada de los recursos públicos a Cáritas, el director ha asegurado que “la Intervención se ha puesto muy estricta y los pagos suelen llegar a final de año. Se está mirando muy minuciosamente el dinero público, y eso es bueno, aunque se nos demore el ingreso”, ha finalizado.