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Celina, la gijonesa que recibió el milagro de Ormières: "Sólo soy instrumento de Dios"

La monja que se curó de cáncer llevará en la catedral de Oviedo para su beatificación las reliquias del fundador de las Hermanas del Santo Ángel

Celina, la gijonesa que recibió el milagro de Ormières: "Sólo soy instrumento de Dios" MARCOS LEÓN

Al fondo de la calle de Alcalá, en Canillejas, vive Celina Sánchez del Río. Madrid es su ciudad de retiro, aunque en los últimos tiempos le ha tocado viajar por toda España, colegio a colegio en la tupida red de centros de las Hermanas del Santo Ángel de la Guarda. Se podría decir que es una pequeña estrella, aunque ella huye de los tópicos y del oropel.

Esta religiosa gijonesa de 80 años, voz casi juvenil y sonrisa permanente, tiene tras de sí una historia asombrosa. Pocos en el mundo pueden decir que en su persona se obró un milagro, no en sentido metafórico, sino literal. Un milagro oficializado por Roma, firmado por el Papa Francisco y que es la prueba que va a llevar a los altares pasado mañana en Oviedo a Luis Ormières, el fundador de la congregación a la que pertenece Celina.

El cáncer maxilofacial que padeció la religiosa y que acabó curado sin tratamiento médico ni explicación científica le fue diagnosticado hace dieciséis años. "Fui a sacar una muela y cuando volví a una revisión el dentista se dio cuenta de que la herida no estaba cerrada. Me envió a un especialista, me realizaron tres operaciones de limpieza de la zona y, a la segunda, una biopsia confirmó el peor diagnóstico".

Un carcinoma maxilofacial. "Un palo grandísimo, pero pensé que había que poner mi vida en manos de Dios. Y se lo dije así, abiertamente: te pido que me cures. Pero lo bueno fue que no se lo pedí sola, lo hicieron amigos, familia y toda la congregación. Todos juntos, con toda la fe del mundo".

- Y le hizo caso.

-Pues sí.

Celina Sánchez del Río cuenta su historia a alumnos, profesores y familias de los colegios del Santo Ángel. "Soy tímida, me cuesta hablar, pero es una experiencia gratificante que te ayuda a ser muy humilde. Los más pequeños son increíbles. El otro día un niño me preguntaba: 'Oye, el padre ese que ayudó a curarte, ¿tenía magia?'. A todos trato de decirles que no me vean como alguien protagonista, sino como un simple instrumento de Dios. Y si contando mi caso puedo transmitir esperanza, paz y serenidad, pues mucho mejor".

- ¿Y por qué usted? Seguro que se lo ha preguntado.

-Muchas veces, pero no tengo respuesta. Prefiero preguntarme ¿para qué? Estos dieciséis años de prolongación de mi vida han sido decisivos. Hay un primer momento que es fugaz, el de la curación. Pero el milagro lo vivo día a día y me vuelvo más grande por dentro, con una profundidad de fe mayor. Luis Ormières, nuestro fundador, nos pedía entrega y sencillez, voluntad para orientar y dar luz. Él hablaba de la necesidad de ser ángeles visibles y de ahí el nombre de nuestra congregación.

Cuatro años de revisión

En apenas diez días dos biopsias dieron resultados absolutamente contradictorios. Del cáncer evidente a una biopsia limpia por completo. "Tenía un orificio en el paladar que se cerró de forma espontánea. Los médicos me mantuvieron en observación cuatro años con revisiones periódicas, hasta que me dieron el alta. Nunca llegaron a explicárselo".

El visto bueno médico lo recibió Celina en la madrileña clínica de La Concepción. Dadas las circunstancias del caso, la diócesis de Madrid abrió un proceso de estudio que duró cuatro años. "Fue algo muy minucioso", el aperitivo para el segundo gran filtro, el del Vaticano, buscando claves y respuestas por parte de un tribunal compuesto por médicos y teólogos. El 14 de enero el Papa Francisco firmó el decreto de beatificación. Luis Ormières, un enamorado de Asturias, murió en el colegio Santo Ángel, al lado de la iglesia de San Pedro, en Gijón. Era un día de enero de 1890. Tenía 80 años de edad.

La vida de Celina Sánchez del Río no fue fácil. La guerra le arrebató a su padre meses antes de que ella naciera. Hija póstuma, proveniente de una familia asociada en Gijón a un comercio de los de toda la vida: Telas La Época, en la calle San Bernardo. Su madre, viuda, arrancó su nueva vida con tres niñas pequeñas. Celina entró en el colegio Santo Ángel y allí sintió su vocación religiosa. Hizo el noviciado en Madrid y comenzó un largo periplo docente (es profesora de Música) por Avilés, Albacete, Don Benito, Pamplona, Gijón (diecisiete años), Palencia y Madrid. En total seis comunidades autónomas.

Una de sus hermanas fue también monja del Santo Ángel en Colombia. Falleció hace cuatro años. Otra vive en Venezuela, tiene cinco hijos y nueve nietos. A Celina Sánchez del Río le corresponderá en la ceremonia del sábado en la catedral ovetense un papel importante: será la portadora de las reliquias de Luis Ormières, el religioso francés que en 1839 fundó la congregación de las Hermanas del Santo Ángel.

"Estoy serena, pero sé que va a ser un día muy emocionante y muy importante para todos nosotros". Mañana, viernes, tiene ensayo en la Catedral. Serán unos días para reencontrarse con su tierra y con su mar gijonés. "Siempre lo eché mucho de menos". Celina comparte residencia con seis religiosas en Madrid, junto al colegio concertado que da matrícula a 600 niños. "A Asturias van a llegar compañeras de todo el mundo", afirma entusiasmada.

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