Tras las fotos hay historias. El pasado año una de las cámaras del FAPAS detectó la presencia en Somiedo de una cría. "Iba sola y estaba esquelética", explica Roberto Hartasánchez. Sin su madre y en aquel estado las posibilidades de supervivencia eran mínimas. Pero aquella cría siguió "saliendo en pantalla", ganando peso gracias al pasado otoño que fue buenísimo de comida. En 2016 hubo una cosecha inmensa de hayuco. Este año, si la climatología no lo impide, habrá una producción enorme de cereza.

A la cría de Somiedo la siguieron las cámaras del FAPAS durante un año. Salió adelante. Hace tiempo que ya no aparece pero es normal pensar que está en fase de exploración del territorio. Las buenas condiciones de climatología y alimento han dado resultados para la esperanza. Hartasánchez y sus socios tienen controladas en la zona de Proaza y Teverga dos osas con tres crías cada una, algo muy inusual, y una tercera madre con dos oseznos, que tampoco está mal. Ocho crías, nada menos. Que todas salgan adelante sería, sin embargo, poco menos que un milagro de la naturaleza. A esperar imágenes.