El cambio meteorológico de estos días es brusco y tal vez inesperado pero no es único. Ya ha ocurrido muchas veces y con consecuencias aún peores. Un ejemplo fue en 2010 cuando a finales de abril los termómetros registraron 26,4 grados en el centro de Asturias con las playas abarrotadas en el litoral. Una semana después las temperaturas habían caido 15 grados y el puerto de Pajares estaba cerrado para camiones a causa de la nieve, que también obligaba a utilizar cadenas en cinco carreteras y en los puertos de San Isidro y Ventana.

«Hace años que no veíamos un cambio de temperatura tan radical», señalaba Ana María Moradiellos, vecina de Sotres. Según los expertos y meteorólogos, este cambio brusco de temperatura era «inusual». Pero tan raras eran las altas temperaturas de la semana pasada como las bajas de aquellos primeros días de mayo.

La causa del frío era la misma que ahora, la presencia de un anticiclón sobre las islas británicas y una borrasca en el Mediterráneo. Entre estas dos masas de aire, de diferentes niveles de presión y temperatura, se forma un pasillo de aire de componente Norte, que es el que trajo los bajones de temperaturas a la Península y a Asturias.