Los veteranos montañeros leoneses Ignacio Sáez y Eloy Santín estuvieron con los tres infortunados el sábado por la mañana, horas antes de la tragedia. "Fuimos los últimos en verlos. Se les veía gente preparada, que sabían dónde iban y las dificultades con que se encontrarían, el tiempo era inmejorable para esa actividad", aseguró ayer Ignacio Sáez. Tras pasar la noche en la ermita de la Salud, en los Prados de Áliva, sobre las ocho de la mañana, los dos montañeros leoneses estaban recogiendo las cosas en el coche, cuando los zamoranos aparcaron al lado. "Nosotros íbamos a subir esa misma cumbre, pero por el lado contrario, que se hace caminando. Comentamos la actividad y luego nos separamos", rememoró Sáez. "De vez en cuando nos asomábamos por si les veíamos, pero nosotros íbamos por las cumbres que hay por encima. El Espolón tiene una orientación que hacía difícil verlos", añadió. Cuando volvieron eran las cuatro y media o cinco de la tarde. Allí estaba el coche de los zamoranos. "No nos extrañó porque era una actividad que llevaba su tiempo. Si hubiese sido más tarde, quizá hubiésemos sospechado", lamentó.