El portero acusado de desfalcar a Vicente Rodríguez Balbín (maestro jubilado y escritor de cierto nombre en Oviedo) declaró, antes de la suspensión de la vista, que lo único que había hecho era ayudar al nonagenario, que nunca llegó a corroborar la denuncia presentada por su sobrino. José Manuel R. V., el portero, admitió que alguna vez había llevado cheques de Rodríguez a cobrar, pero que nunca se había quedado con el dinero. De hecho, no se han podido rastrear movimientos extraños en sus cuentas, según su letrado, Luis Nogueiro, quien sostiene que el dinero pudo darlo el anciano a cualquiera. Es cierto, como recalca el fiscal, que el anciano hizo al acusado su heredero, pero solo de una veintiochoava parte de la herencia. La defensa del portero resalta que, según el informe forense, el anciano tenía un "deterioro cognitivo incipiente", pero mantenía su capacidad de tomar decisiones. Sí es cierto que era una persona confiada y hasta cierto punto despreocupada de las cuestiones materiales. Al portero lo conocía por residir en la misma calle y éste lo llevaba de vacaciones a Villaviciosa.