Los expertos piden "profundizar" en la necropsia del oso hallado muerto en enero en Moal, tras conocerse que el ejemplar falleció por comer setas venenosas del género amanita. "Estamos muy sorprendidos y no encontramos ningún precedente de intoxicación de plantígrados por hongos", señala el presidente de la Fundación Oso Pardo, Guillermo Palomero. Además, agrega, "la especie consume setas, pero en poca medida. No es una parte relevante en su alimentación".

El examen practicado al oso, de unos seis años, señala que el cadáver fue "manipulado y descarnado después de muerto, sin la actuación (o de escasa importancia) de alimañas o depredadores". Es decir, que lo hizo una persona, ya que no se observaron lesiones evidentes de dentelladas ni erosiones en los huesos. Técnicos del Serida llevarán a cabo una segunda necropsia del ejemplar, tal y como recomendaba el primer estudio del cadáver. Los resultados de la primera ya han sido trasladados a la Fiscalía del Principado. "Pedimos tanto a la Fiscalía como al Seprona que busquen por qué se manipuló el cuerpo y quién lo hizo", sostiene Guillermo Palomero.

La parte de la necropsia que menciona un "orificio con bordes quemados" en la zona central de la cabeza del oso tampoco deja indiferente a los expertos. Hay quienes sospechan que el plantígrado pudo recibir un disparo, como el encontrado en septiembre. No obstante, el examen, dirigido por el catedrático de Anatomía Patológica de la Universidad de León Juan Francisco García Marín, no menciona el disparo y el veterinario no respondió a la llamada de LA NUEVA ESPAÑA. "Nosotros no cuestionamos ni al equipo ni a la calidad de los análisis. Sólo creemos que hay que profundizar en los resultados", aclara Palomero. Sin embargo, el Fapas cree que el protocolo falla: "Aparecen osos muertos y son metidos en bolsas, en vez de estudiarlos sobre el terreno".