En el "ex vaso de Texcoco", una antigua laguna a catorce kilómetros del centro de Ciudad de México, se construyen los cimientos de una oportunidad. Una grande, de 15.000 millones de dólares sólo en su primera fase. El nuevo aeropuerto de Ciudad de México, con el de Estambul una de las dos grandes obras aeroportuarias de nueva construcción en el mundo y la mayor obra unitaria en Latinoamérica, ha puesto en alerta de inversión a varias empresas con implantación en Asturias. Al menos a dos que pueden aportar experiencia en tecnología para aeropuertos y que ayer, sobre el terreno, en la misión comercial e institucional del Principado en México, tomaron contacto en la capital federal con el proyecto y con sus opciones de incorporarse a él.

Es la obra magna que levantará un consorcio de empresas encabezado por el Grupo Carso, la firma de nombre frecuente en Asturias a través de la que el magnate mexicano Carlos Slim controla el Real Oviedo, y aquí la multinacional Thyssenkrupp opta a poner pasarelas, pasillos rodantes y escaleras mecánicas salidas de su fábrica de Mieres y la compañía asturiana de tecnología Intermark, con año y medio de implantación en México, aspira a hacer valer el aval de su experiencia en el desarrollo de software para automatizar el proceso de selección, escaneado y distribución de equipajes -que ya funciona en el aeropuerto de Gerona- y en el soporte informático para la operativa de los controladores aéreos mientras los aviones están en tierra, un servicio que la sociedad ya presta en diecisiete aeropuertos españoles.

Representantes de ambas, el director regional de Thyssenkrupp para Europa y Latinoamérica, Francisco Arqueros, y el director general del Grupo Intermark, Álvaro Villanueva, compartieron ayer en la capital federal con Eric Moreno, gerente de supervisión del Grupo Aeroportuario de la Ciudad de México, unos minutos de valiosa información sobre el proyecto. Se interesaron por las fases del proceso, que tiene "pendientes de contratar paquetes de instalaciones y equipamientos" a los que optan las firmas asturianas. El director general de Minería y Energía del Principado, Isaac Pola, la responsable de Industria y Telecomunicaciones, Sandra Velarde, y la directora del IDEPA, Eva Pando, otorgaron a los empresarios asturianos el respaldo institucional en el camino hacia una obra en cuya magnitud encuentra Pola una evidencia del "potencial de este proyecto en el que ya trabajan grandes empresas españolas -FCC, participada por Slim, forma parte del consorcio que construirá la enorme terminal-" y de identificar en el movimiento de tierras de Texcoco "un espacio de oportunidad para las empresas asturianas".

El contacto de ayer exploró posibilidades de acceso a las próximas licitaciones tecnológicas que le quedan a un proyecto que trabaja aún en la cimentación de las pistas. El dibujo de lo que será un aeropuerto de dimensiones mexicanas, de 5.000 hectáreas de superficie, con capacidad para 68 millones de pasajeros al año en una primera fase (2020) y una previsión de 125 millones en el largo plazo, incluye una enorme y revolucionaria terminal con forma de "X", sin columnas y plenamente sostenible diseñada por el arquitecto estadounidense Norman Foster y el mexicano Fernando Romero, que sus promotores invitan a calibrar afirmando que en su patio central cabría entera la descomunal plaza del Zócalo, el corazón de Ciudad de México. La "X" es de momento la incógnita que sobre todo Thyssen e Intermark tratan de empezar a despejar en torno a uno de los grandes proyectos de futuro de un país de más de 125 millones de habitantes, de la décima aglomeración urbana del mundo, de un lugar donde todo se hace a una escala enorme. El siguiente paso de una introducción lenta es el contacto para la presentación de ofertas cuando del contrato para la construcción de la terminal se vayan desgajando aquéllos a los que aspiran las firmas implantadas en el Principado. De momento, las empresas aspirantes han presentado algunas credenciales que se pueden resumir en aquello que Álvaro Villanueva dijo anteayer en un foro con posibles inversores mexicanos. "Sabemos hacer cosas".