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Las otras "bombas" de Trump

La cotización del peso mexicano, único efecto visible de la hostilidad de EEUU, mantiene expectantes a los empresarios asturianos en el país

Las otras "bombas" de Trump

"Twitter es un arma más poderosa que cualquier bomba que haya soltado en Afganistán". El diputado mexicano Víctor Giorgana, presidente de la comisión de Relaciones Exteriores del Congreso, diagnostica las convulsiones que sufre su país cada vez que Donald Trump pronuncia México. En la Cámara de Diputados, durante un encuentro con la comitiva asturiana que acompañaba en misión empresarial e institucional al consejero de Industria y Empleo del Principado, Francisco Blanco, Giorgana resumió así el enfado colectivo de México con el presidente que un día está sacando a Estados Unidos del Tratado de Libre Comercio de América del Norte y al siguiente ya no, pero que por el camino puede dañar la expectativa de atracción de capital extranjero a su país. Con cada fluctuación de Trump oscila el peso mexicano y la onda expansiva "pone el mundo a temblar".

Esta semana, en apenas tres días de estancia en la capital federal, la comitiva asturiana pudo asistir en directo al sí y al no de Trump al TLCAN, a la escenificación del "teatro" y la "demagogia" que con estas palabras denostaba en uno de los encuentros de la ruta el empresario asturmexicano Antonio Suárez. Las afecciones que cada bandazo de Trump tiene sobre valor del peso en su relación con el dólar -el valor de la divisa estadounidense pasó de trece a 22 pesos, ahora está en el entorno de los diecinueve- influyen sobre el negocio, también sobre el que la delegación de empresarios y políticos asturianos fue a buscar o a fortalecer estos días en Norteamérica. Bien lo pueden ilustrar aquellos que ya tienen intereses empresariales en el país azteca. Alguno de ellos se refería estos días al perfil del inversor español que opera en México y presta servicios ligeramente más caros optando por encontrar su diferencia en la calidad, que sufre si el resultado de las alteraciones en la cotización deviene en inflación y consigue que el que ya era más caro termine siéndolo todavía mucho más y pierda mercado. "Estamos muy ligados al dólar", ilustraba Antonio Suárez, igual de convencido de que el daño de los primeros cien días de gobierno de Trump "ya está hecho" que de la fortaleza de un mercado con el que no podrá, dice tajante, "ni Trump ni nadie".

De momento, en el resultado de este "juego del gato y el ratón" que él vaticina "pasajero", "no ha pasado nada". "Nada más que el peso se ha depreciado por todas estas alarmas y que la gente invierte menos. O que una empresa que tuviese intención de instalar una fábrica en México esperará a ver qué pasa".

Todo eso y el pronóstico en conjunto nada pesimista del armador con raíces en Sobrescobio -"a mí no me acaba de aterrorizar este asunto"- lo escucharon atentamente esta semana los empresarios desplazados por mediación del Principado al país azteca. Exploraron también la posibilidad de que un oscurecimiento en las relaciones de México con Estados Unidos pueda transformarse en una oportunidad de apertura hacia otros mercados y, sobre todo, observaron el valor que lo asturiano tiene todavía en el país azteca. Calibraron el potencial que para la apertura de negocios sigue teniendo la poderosa colonia asturiana y la visibilidad de su huella en la capital federal. La pudieron ver incluso sin salir del hotel en el que se alojó la delegación asturiana. En la primera planta del establecimiento del distrito de Polanco, el exclusivo barrio de los hoteles de las grandes cadenas internacionales, da de comer el cocinero mierense José Andrés. O uno de sus restaurantes, el primero fuera de Estados Unidos, "J, by José Andrés", una combinación gastronómica entre España y México que a la entrada simboliza una cabeza de toro cubierta con una máscara de luchador de lucha libre mexicana.

Para entrar en México, eso sí, aunque la procedencia asturiana sea un aval también importa la compañía. Conviene tener "un socio local", dice un empresario con experiencia mexicana, alguien que introduzca en la idiosincrasia del país, que ponga al inversor al día en los pequeños detalles que separan un éxito de un fracaso y le haga saber que aquí, por ejemplo, "Ahorita mismo" no quiere decir exactamente lo que parece que significa.

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