La libertad de expresión es una libertad fundamental, un derecho esencial e indispensable para la construcción de una sociedad justa y respetuosa del Estado de derecho. No se puede suspender o limitar. Permite a la sociedad civil y a las personas desarrollarse y hacer valer sus derechos. Es por tanto un motor esencial para fomentar y defender el conjunto de los derechos humanos. Limitarla equivale a amenazar el conjunto de dichos derechos.

Disentir de las políticas oficiales o exigir justicia, a través de la palabra escrita, sigue siendo motivo de encarcelamiento o amenazas por parte de gobiernos en numerosos países. Periodistas profesionales y otras personas que expresan sus ideas a través de la prensa escrita o sitios web sufren persecución, amenazas, encarcelamiento, tortura y hasta pierden la vida por el mero hecho de disentir.

Una prensa libre, que informe sobre los asuntos que conforman nuestras vidas, es una de las piedras angulares de cualquier sociedad. Sin embargo, en Etiopía, Irán o México -por nombrar sólo algunos países-, quienes ejercen el periodismo se enfrentan a represión y agresiones. Desde el intento de golpe de Estado del pasado mes de julio, Turquía se ha convertido en el principal carcelero de periodistas del mundo. Esta situación puede empeorar en caso de conflictos como el de Siria, donde se ha detenido, torturado y asesinado a periodistas que informaban sobre abusos contra los derechos humanos.

Ante el incremento de las exigencias de la sociedad civil en algunos lugares del mundo, la represión de la libertad de expresión ha aumentado significativamente. En Europa, la expansión continua del "estado de seguridad nacional" y algunas medidas de "lucha contra el terrorismo" han minado el Estado de derecho. Con la excusa de la seguridad, las leyes antiterroristas han dado un marco legal a las condenas por difundir informaciones que se desmarquen de la versión oficial.

En otros lugares, como en China -uno de los países donde más en peligro se encuentra la libertad de expresión-, los gobiernos se han aplicado a fondo para poner límites a las nuevas vías de expresión que posibilitan los avances tecnológicos a través de internet.

Con motivo del Día Internacional de Libertad de Prensa, Amnistía Internacional nos invita a alzar nuestra voz para proteger y defender a aquellas personas que, con valentía, ejercen su derecho a la libertad de expresión exponiéndose a veces a tortura, a duras penas de cárcel o incluso a la muerte.