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En el nombre del padre

Antonio González mantiene vivo en Cudillero el museo iniciado por su progenitor, con trabajos artesanales hechos con conchas y otros organismos marinos

Tono González, con la Cruz de la Victoria realizada por él con conchas. ANA PAZ PAREDES

Antonio González Berdasco, hoy jubilado del duro oficio de la pesca y la marinería, es un hombre orgulloso de sus raíces y de sus padres. Hará dos años que falleció su progenitor, Virgilio González, más conocido por "Teixeiras", y hace muy poco tiempo su madre, a quien también visitaba a diario en la casa familiar de Cudillero, pues él reside hace unos años en Muros de Nalón. Tanto entonces como ahora sigue manteniendo vivo un original museo que inició su padre, quien durante muchos años, sobre todo desde que se jubiló también de la pesca, abrió con múltiples objetos por él decorados con todo tipo de conchas, crustáceos y otros organismos marinos, como diferentes tipos de corales. Resultan impresionantes algunos de sus trabajos, hechos al mínimo detalle, y que llenan las paredes de "Las Caracolas de Teixeiras", un museo que se abre, siempre que por allí ande ahora Tono, en la parte superior de Cudillero, muy cerca de la Fuenti'l Cantu.

Hoy es su hijo quien se ocupa de seguir enseñando los trabajos de su padre e inclusive los suyos -pues también él le cogió afición- a modo de homenaje a su padre y con la intención de que cuanto hizo no quede en el olvido. "Aquí hay de todo, cuadros donde se puede ver la evolución de la marinería y la pesca; mosaicos, esculturas, cruces, cofres, joyeros, espadas, una lámpara, colecciones de conchas y caracolas y hasta un juego de café completo. Yo también hice algunos trabajos, como es el caso por ejemplo del último cuadro, que es una composición propia mía, la Cruz de la Victoria, o unas espadas medievales hechas con peces espada", recuerda Tono, que es memoria viva de Cudillero, de ahí que a todos lo que acceden a este museo les habla de cuanto quieran saber de este lugar en el que creció y se convirtió, como su padre, en marinero y en patrón de yate. Eso sí, nacer nació, como él matiza, "en La Rebollada, un pueblín precioso de Somiedo, de donde era mi madre".

"Yo lo que quiero es que este museo no muera, quiero que la gente se anime a visitarlo porque es la mejor manera de reconocer a mi padre todo su trabajo. Aquí no se cobra nada, quien quiere deja la voluntad, y siempre que yo esté lo muestro encantado".

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