Catherine Barbaroux, la presidenta provisional del movimiento político que aupó a Emmanuel Macron a la presidencia de Francia, es descendiente de asturianos emigrados al país vecinos a comienzos de los años 20 del siglo pasado. Tras la renuncia de Macron, una vez elegido presidente, a encabezar En Marcha, el movimiento que fundó hace un año, Barbaroux, de 67 años, estará hasta el congreso de julio próximo al frente de la organización, que cambia de nombre para las elecciones legislativas y pasará a identificarse como La República en marcha.

La presidenta interina era hasta ahora delegada de En Marcha y procede de la sociedad civil, donde dirigió la Asociación por el Derecho a la Iniciativa Económica, la mayor entidad de microcréditos de Francia. Antes de ello fue delegada general para el Empleo y la Formación Profesional de cuatro ministros, dos socialistas y dos conservadores.

Catherine Barbaroux, cuyo apellido de soltera es Gutiérrez, desciende de mineros asturianos, según destacan estos días los medios franceses. Sus abuelos emigraron a Francia a comienzos de la década de los 20 del siglo pasado, cuando su madre era apenas una recién nacida y su padre algo mayor. La vida del grupo, que terminó por asentarse en París, fue dura y marcada por la pobreza, según el relato familiar. Sus padres comenzaron a trabajar de muy jóvenes. Su progenitor empezó como recadero a los nueves años y su trabajó de secretario en el sector audiovisual. Catherine Agustina, hija única nacida en 1949, no llegó a conocer a sus abuelos asturianos, quienes regresaron a España para combatir en la guerra civil y nunca más regresaron.

Barbaroux creció, según sus propias palabras, "en una familia cálida, con una energía increíble y un enorme gusto por la vida".

Su padre fue un antifranquista militante del Partido Comunista francés y hizo partícipe a su hija del gusto por la política. Fue la primera de la familia en acceder a formación superior y se diplomó en el Instituto de Estudios Políticos de París en 1970. Madre de dos hijos, desempeñó responsabilidades políticas en la década de los 80 y también trabajó en el sector privado, siempre en asuntos relacionados con el empleo .

La casa familiar acogió durante el franquismo a refugiados de paso, "a los que yo dejaba mi cama mi cama y mi padre buscaba trabajo en la fábrica", tal y como relató en alguna ocasión. Brindaron por la muerte de Franco y sólo después se plantearon volver en alguna ocasión al país de sus antepasados.