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Maestros y discípulos

Nicieza: "La empresa asturiana antes no creía en la Universidad, ahora la busca más"

Álvarez: "Nos llega otro modelo de alumnos; quizás haya que usar otras herramientas, como cuando trabajamos en un túnel y cambia el material"

Inma Álvarez y Celestino González Nicieza, en los laboratorios de la Escuela de Minas de Oviedo. LARA FERNÁNDEZ

"A nosotros lo que nos gusta es aprender. No entiendo que la gente considere esto un esfuerzo", subraya el catedrático Celestino González Nicieza, adscrito al departamento de Explotación y Prospección de Minas. Junto a él, la profesora Inma Álvarez, miembro de su mismo equipo, aprecia de la investigación y la docencia universitaria el hecho de que cada día se expongan a "retos nuevos", sobre todo, cuando trabajan con empresas. Ese enfoque de su trabajo, muy conectado con el tejido empresarial, que comparten desde hace dos décadas, les permitió comenzar proyectando grandes estructuras, siendo una de sus primeras tareas el diseño de una escombrera para la central de Lada. De su grupo salieron también los estudios de geotecnia del terreno para los aparcamientos subterráneos de Oviedo en el que desaconsejaron tres de las propuestas: la correspondientes a los parkings en El Campillín, la Fábrica de Gas y en Capital Almeida. "Tiempo después, cuando pasaba por allí en coche, me preguntaba: ¿por qué lo habríamos hecho, si no había donde con lo bien que me vendría ahora para aparcar?", bromea Nicieza, quien ha antepuesto a lo largo de toda su trayectoria profesional la seguridad y la prudencia en todas las iniciativas en las que se ha embarcado.

Nicieza suma más de 40 años de experiencia académica, y más de 30 de experiencia investigadora como responsable de un equipo multidisciplinar de alrededor de 15 personas, con el que ha participado en más de un centenar de proyectos Universidad-Empresa y también con financiación comunitaria. Su investigación se centra en la mecánica de rocas, el diseño minero, la ingeniería geotécnica y la ingeniería civil. En minería han trabajado en toda la cuenca central de Asturias y Castilla y León. En El Feixolín (León) pusieron en marcha un método de explotación nuevo en una mina que se deshacía. "Trabajábamos los fines de semana cuando salían los mineros. Una vez, midiendo los estemples, nos cayó un bloque enorme. Fue la última vez que se me erizó el vello. Pensé que a Inma le había pasado algo, afortunadamente no fue así. El problema era que existía una fina capa de arcilla bajo la de carbón que hacía que se moviera todo", rememora el catedrático sobre aquella etapa en que recorrieron en coche toda la península visitando a empresas para proyectos de todo tipo. "Hacíamos ida y vuelta a Cáceres en el mismo día; viajábamos a Zaragoza también en el día y volvíamos para dar clase...", recuerdan sobre su doble compromiso con la investigación y la docencia.

La responsabilidad y la ética, subraya Inma Álvarez, son las máximas que guían su trabajo."Cómo íbamos a decirles a los mineros que entrasen el lunes en un sitio que no veíamos seguro ni para nosotros mismos", detalla la profesora. Uno de los grandes orgullos de su grupo es una mina de pizarra subterránea, la primera de España, en Orense."Ahora la copian en otros sitios", señala, "pero costó que las empresas cerrasen el cielo abierto y se pasasen a la explotación solo subterránea", admite. "Ahora la minería no tiene nada de impacto ambiental, es muy segura; ha cambiado totalmente", prosigue Celestino González Nicieza, como prueba del éxito de esa nueva tendencia. Después comenzaron a llamarles de grandes empresas: Coprosa, el grupo Masaveu, las licitadoras del AVE de Barcelona, de Valladolid... "También estamos en ingeniería forense. Analizamos fallos en estructuras y rediseñamos a futuro", detallan maestro y discípula. Trabajar con empresas les permite ver las necesidades reales que existen fuera de la Universidad. "Normalmente, a ellos les cuesta más hacer I+D", argumentan, "y vemos que guiados por ellos podemos hacer un buen tándem". Uno de los más innovadores en los que participan es un proyecto para fabricar edificios de hormigón mediante impresión 3D. En los laboratorios de la Escuela de Minas están realizando prueba sobre la textura del material. "Nosotros brindamos nuestro conocimiento en mecánica de suelos. Es un proyecto muy bonito", subrayan.

Si bien no se quejan de los fondos que reciben para proyectos de investigación, tanto en el ámbito estatal como europeo, a la hora de valorar los resultados celebran la colaboración que existe con el tejido empresarial pese a que tienen problemas para publicar por el secreto de las innovaciones en este ámbito. "Publicamos porque nos obligan pero a nivel internacional se publican cosas de poco valor", argumentan sobre una de las principales inercias en la Universidad. "Al final se hacen muchos refritos pero yo prefiero un solo cocinero que sea bueno", precisa González Nicieza. También han trabajado en drenaje de túneles que desembocarán en una prueba a escala real, en Orense, el mes próximo. "Y llevamos más de diez años instrumentando minas, viendo cómo afectan las voladuras al entorno", agregan. Esa experiencia les ha llevado a participar en un capítulo de un libro sobre minería y mecánica de rocas que es referente en todo el mundo.

En las labores docentes tratan de trasladar al alumnado ese disfrute que ellos mantienen. "Intento inculcarles un mensaje de prudencia pero, al mismo tiempo, les digo que somos un equipo porque eso es lo que se van a encontrar ellos mañana cuando lleguen a una empresa, hay que trabajar en equipo", indica Nicieza, quien da autonomía a sus alumnos para construir sus primeras máquinas con tubos de plástico o madera. De ahí que incluso estudiantes de Ingeniería Industrial se hayan trasladado a su departamento para realizar el proyecto fin de grado.

La profesora Inma Álvarez sostiene que hoy reciben en la Universidad otro modelo de alumnado -ni mejor ni peor que el de cuando ellos eran estudiantes-, pero que, según precisa la docente, quizás obligue a "cambiar de herramientas como cuando en un túnel te cambia el material". Lo que hace falta para dar ese cambio, precisa González Nicieza, "es que la Universidad se dé cuenta. Podemos hacer cosas mejores aunque nosotros siempre nos sentimos arropados". Según Álvarez, en el cuerpo docente e investigador de la institución académica existe "mucha libertad" tanto para motivar como para desmotivar. Queda que de cuenta de cada uno que esa tarea no se convierta en "rutina" y que la "actitud" del profesorado permita sacar lo mejor del alumnado.

En el desarrollo de la carrera académica, González Nicieza alude al rector Santiago Gascón como un auténtico "maestro", a quien acompañó como director de Investigación durante su etapa en el gobierno de la Universidad. "Siempre trabajamos mucho, pero disfrutamos de lo que hacemos", insisten maestro y discípula. González Nicieza accedió a la cátedra con 39 años. Inma Álvarez es profesora titular desde los 36. Pese a las dificultades, celebra el más veterano, las generaciones más jóvenes de empresarios en Asturias llegan con otra mentalidad: "Antes no creían en la Universidad, ahora la buscan más".

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