Puede resultar chocante decirlo en una democracia de 40 años, pero atacar un autobús, por muy ofensivos que resulten los mensajes que transmite, es "inaceptable en democracia", socava la libertad de expresión, su raíz misma. Es lo que creen los catedráticos de Derecho Constitucional de la Universidad de Oviedo sobre las pedradas al autobús de "Hazte Oír" del pasado martes.

Para Ramón Punset, "hay que defender la libertad de expresión, solo limitada por la injuria" y una premisa "esencial del Estado democrático, pensada para crear una opinión pública libre". Liarse a pedradas es la forma con que un grupo "transmite su intolerancia en nombre de una verdad, pero es que todas las verdades son relativas, y ese relativismo es el que convierte a la democracia en un procedimiento para consensuar decisiones".

Miguel Ángel Presno, el ataque es "lamentable, al margen de que el mensaje del autobús pueda o no gustar: tienen derecho a expresar su opinión, mientras sus mensajes no sean claramente sexistas". Para Presno, "no cabe combatir consignas homófobas a pedradas. Eso sí, el Estado debería retirar cualquier financiación a una organización así". Ese tipo de mensajes, añade, se combaten con educación. Atacándolos, asegura, se les victimiza, y se entra en una dinámica que "no favorece el respeto a la diferencia". Y es que "democracia es tolerar contenidos que no te gustan".

A Francisco Bastida, el debate que le plantea el ataque es breve. "No podemos convertirnos en 'hooligans' que arrasan con el otro. El ataque violento es inaceptable y ahí están las fuerzas de seguridad", cree. Solo cabría limitar la libertad de expresión de este grupo si se colocase "frente a un colegio, porque interferiría en los menores". Por esa regla de tres, "sería lícito apedrear el autobús de Podemos. No hay justificación".