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La guía secreta de Asturias

La luz al final del túnel

La antigua vía del ferrocarril Villaodrid-Ribadeo es hoy una de las sendas verdes - más transitadas entre San Tirso de Abres y el arroyo de O Cairo

Uno de los puentes que a lo largo de la ruta cruzan el río Eo. ANA PAREDES

"Si el tren era ascendente, pitaba antes del puente de San Martín; si era descendente, pitaba en Arroxinas, de modo que daba tiempo a situarse en lugar adecuado para verlo pasar. Sería a finales de 1920 cuando ya me causaba pasmo verlo pasar, una y otra vez, hacia Puente Nuevo, vacío; hacia Ribadeo, cargado de mineral. A horas determinadas llevaba menos tolvas para mineral y en su lugar enganchaba coches para el transporte de viajeros y vagones para mercancías; eran los trenes llamados mixtos". Este párrafo pertenece a un libro maravilloso titulado "Entre Fonteo y el mar" que escribió Cándido Sanjurjo Fernández, nacido en Abres, Vegadeo, al que algunos tuvimos la fortuna de conocer y con quien conversamos sobre la historia y el vivir de sus paisanos del Eo y de San Tirso de Abres.

Con emoción y devoción por sus raíces recordaba en uno de sus capítulos la historia del tren minero entre Villaodrid, hoy Puente Nuevo, y Ribadeo, puesto en funcionamiento por la Sociedad Minera de Villaodrid, para la que su padre trabajó toda su vida. Uno de sus tramos discurría por San Tirso de Abres. El tren, que transportaba mineral de hierro desde las minas Vieiro, Luisa, Consuelo-Boulloso y Eneas, comenzó a funcionar en mayo de 1903, siendo también para viajeros dos años después. Tras sufrir diversos altibajos por los momentos históricos vividos, en los años sesenta decayó enormemente, siendo el 24 de agosto de 1964 la fecha en la que circuló el último tren. Un año después se procedió al desmantelamiento de la vía.

En la actualidad, el trayecto que realizaba el tren se ha transformado en una ruta verde que se inicia en la antigua estación de San Tirso de Abres y que en buena parte de los 14 kilómetros de ida y vuelta tiene como compañero de viaje al río Eo. El punto de destino es el arroyo O Cairo, frontera natural en la que Asturias y Galicia se dan la mano. Hay quienes también optan por continuar a Puente Nuevo (Galicia) para visitar los viejos hornos. Tanto el paisaje del entorno como los seis túneles que se atraviesan impresionan al viajero. Eso sí, es conveniente llevar una linterna porque son relativamente largos y si en algunos funciona poco la iluminación automática, en otros es casi nula.

Ésta es una ruta sentimental para los habitantes de la zona, casi fundamental en su historia, y como tal lo reflejaba en su libro Cándido Sanjurjo: "Nuestro querido tren, entrañable, familiar, fuente de vida del contorno, compañero inseparable del río Eo, desde Puente Nuevo hasta el mar, afectado por la quiebra del mineral y agotado por los años de servicio, paró en chatarra para fundir todo su material metálico, incluidas las vías, puentes y cargadero de Ribadeo. Cuando haya transcurrido medio siglo más, poco o nada quedará de su recuerdo. Ni del mío". Sirva este artículo para luchar contra ese olvido. Gracias, Cándido.

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