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Las lecciones del infiltrado de la DEA

El agente especial antidroga Iván Ríos muestra en Asturias cómo desarmar a un narco y cómo asaltar un nido de traficantes

Iván Rodríguez intenta quitar el arma al agente especial Ríos. J. R. SILVEIRA

"Cada día matan a un policía en Estados Unidos", dice el portorriqueño Iván Ríos, agente especial de la DEA (la Administración para el Control de las Drogas de Estados Unidos), e instructor del Equipo de Respuesta Especial (SRT, una unidad para actuaciones de alto riesgo que aplica tácticas militares) del departamento y también de los conocidos SWAT, unidades de asalto de la policía. Antiguo marine -participó en la Guerra del Golfo de 1991-, Ríos se bregó en operaciones antidroga a lo largo de veinte años en Baltimore, la segunda ciudad más violenta de Estados Unidos -después de Saint Louis- y Washington, que también se las trae. "Hay mucha droga y muchas armas", dice este agente, que también estuvo infiltrado en organizaciones criminales, coordinó varias operaciones a gran escala y participó en la extradición a varios narcos.

El secreto de un buen asalto lo resume en una frase: "Velocidad, sorpresa y fuerza superior para que el delincuente no intente matarnos o escapar". Ríos no ve muchas diferencias entre las fuerzas a uno y otro lado del charco, aunque quizá cambian los riesgos. "En Estados Unidos estamos enfrentándonos a los cárteles mexicanos y colombianos. Entra mucha droga desde México, pero también entran muchas armas desde Estados Unidos a México", explica.

Nadie mejor que este experto para ofrecer un curso de tácticas defensivas especiales destinado a agentes de las fuerzas de seguridad. Ayer sábado, las clases, organizadas por el departamento de Defensa Personal Policial de la Federación de Lucha del Principado -que preside Javier Iglesia-, se desarrollaron en el Palacio de los Deportes de Oviedo y las instalaciones deportivas del Campus de Mieres. Asistieron policías -incluidos instructores de tiro, miembros de la Unidad de Intervención Policial y antiguos integrantes del GOES, que escolta al presidente del Gobierno-, guardias civiles del GAR (Grupos de Acción Rápida) y soldados que han desplegado en Afganistán y Líbano. Había incluso un ertzaina vasco y una agente local de Mieres.

La jornada de la mañana la dedicaron en Oviedo a "calentarse de lo lindo", con la parte más física del curso, como explica el agente Iván Rodríguez, del departamento de Defensa Personal Policial. Los participantes practicaron cómo repeler a un delincuente que trata de cogerle el arma, cómo defenderse de un ataque con arma blanca o con un objeto contundente o cómo desarmar a un atacante que esgrime un arma corta o un fusil.

Ya por la tarde, en Mieres, la cosa se puso más seria cuando los agentes, guardias y soldados recibieron instrucciones de asalto, lo que les permitió comprobar las diferencias entre las tácticas españolas y las americanas. Ríos les enseñó hasta el "Crazy Indian" ("Indio loco"), una disciplina de tiro consistente en disparar cuatro veces con el fusil, dos con el arma corta para luego recargar el arma larga y volver a vaciar el cargador, una secuencia que requiere una gran concentración. "En las operaciones llevamos cuatro cargadores de fusil y otros cuatro de pistola", aseguró ante los agentes. Hay más diferencias. Los asaltos en España son realizados por seis agentes, mientras que en Estados Unidos se emplean entre ocho y catorce, siempre divididos en dos equipos, el de perímetro, que impide el acceso o la salida del domicilio asaltado, y el de limpieza.

Ríos empezó desde el principio, desde el llamado "tactical walk" o "caminata táctica", ese paso que resulta tan extraño cuando se ve en películas y reportajes, con las piernas semiflexionadas y pies juntos. "Permite avanzar sin que el rifle se balancee, y hay que apuntar hacia abajo para poder ver lo que hay enfrente", explica Ríos. Los agentes prosiguieron con los cambios de mano del arma, importantes para poder dominar esquinas. Y después con las tácticas de entrada en habitaciones. Los agentes estaban encantados con el curso -que por otro lado pagan de su bolsillo-: las prácticas con armas largas vienen bien en un momento de alerta terrorista como el actual. Y como indicó Iván Rodríguez: "Cuanta más preparación, menos violencia gratuita".

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