Álvaro Marañón Bertrán de Lis nació en Madrid y estudió Derecho en la Universidad Complutense. Amplió estudios en ICADE y en el extranjero y ha dedicado su carrera a responsabilidades como alto ejecutivo en entidades y compañías españolas y multinacionales, que le llevaron a vivir en Estados Unidos e Inglaterra. Forma parte de numerosos patronatos y entidades y es miembro del Panel Cívico de los Cien, plataforma de opinión integrada por empresarios, académicos, intelectuales y profesionales liberales. El martes, a las 20.00 horas, presenta en el Club Prensa Asturiana su libro sobre su tía abuela la Santa Maravillas Pidal y Chico de Guzmán.
- ¿Qué le llevó a explorar la figura de su tía abuela?
-Leí bastante sobre ella cuando escribí un artículo con motivo de su beatificación en Roma en 1998. Era un personaje que me interesaba mucho abordar con mayor extensión por la enorme magnitud de su figura y por haber vivido tiempos azarosos y apasionantes. La biografía de Maravillas Pidal y Chico de Guzmán, canonizada por Juan Pablo II como Santa Maravillas de Jesús, está hilvanada de muchos y diversos acontecimientos que hacen de ella una figura muy atractiva.
- En la Santa Maravillas hubo altas dosis de aventura.
-En su aspecto externo se puede decir que es una aventurera según la definió el Osservatore Romano. Llama la atención que una mujer en los difíciles periodos de España en la Guerra Civil y la posguerra llevara a cabo una enorme labor fundacional sorteando todos los riesgos e imprevistos que se le presentaron. Supo moverse en medio de peligrosas circunstancias. Muchos aspectos de su vida parecen un thriller. Fue también una activa luchadora social a favor de los más desfavorecidos, y con su incansable empeño resultó siempre ganadora. Maravillas se convirtió en precursora del reciclaje y del comercio justo que están hoy tan en boga.
- ¿Entendería la Madre Maravillas la España de hoy?
-Es fácil imaginarla hoy entre nosotros. Falleció en 1974. En una foto de sus últimos años posa rodeada por la Familia Real y delante suyo aparece sonriente un rubio y guapo niño que hoy es el Rey Felipe VI. Maravillas estaría ahora profesando como carmelita descalza, volcada en la ayuda a los desfavorecidos, marginados y necesitados.
- Su familia está emparentada con los Pidal. ¿Se siente un poco asturiano?
-Por supuesto. Por el lado paterno Maravillas descendía de una familia asturiana hidalga de San Félix de Oles (Villaviciosa). Su abuelo Pedro José Pidal Carneado, su padre Luis Pidal y Mon y su tío paterno Alejandro desempeñaron altos cargos en la Administración y militaron en el lado conservador y moderado. Pedro José y Alejandro Pidal están enterrados en Covadonga. Los tres fueron embajadores ante la Santa Sede, y recibieron el Toisón de Oro. Mi bisabuelo Luis, el padre de Maravillas, nació en Madrid y siempre se consideró asturiano. Fue diputado por Oviedo hasta que fue nombrado senador vitalicio, y en 1905 presidente del Consejo de Estado.
- ¿A usted, que también está emparentado con la Familia Real, ¿le hace ilusión tener a una Santa en el árbol genealógico?
-Representa un gran orgullo. Bajo cualquier perspectiva con la que nos acerquemos a Maravillas encontraremos siempre a una extraordinaria e inteligente mujer, compendio de virtudes humanas.
- Su abuelo, el médico e intelectual Gregorio Marañón, decía: "Aunque la verdad de los hechos resplandezca, siempre se batirán los hombres en la trinchera sutil de las interpretaciones". ¿Qué lugar ocupa en su vida la verdad?
-El doctor Marañón tuvo un enorme aprecio y admiración hacia Maravillas. La ayudó muchísimo como médico y llegó a convertirse en una figura parecida a un consejero áulico suyo. Se conserva una amplia correspondencia entre ambos en la Fundación Ortega-Marañón. Mi abuelo fue un hombre sincero y recto, que gozó de gran autoridad moral entre sus contemporáneos. El año pasado el diccionario Oxford seleccionó el termino "post-verdad" como la palabra del año. La opinión pública y la política global se pueden ver amenazadas por una verdad a medias o adulterada, que circule por las redes sociales. La búsqueda de la verdad ocupa un lugar primordial en mi vida.
- Europa y el resto del mundo se debaten entre cambios.
-Europa atraviesa un momento delicado y a esto se añaden las incertidumbres del panorama internacional. Es necesario un gran esfuerzo colectivo de los países de la Unión para preservar el proyecto de integración europea que debe ser relanzado, y quizá renovado en algunos aspectos. España debe cumplir un papel importante en esta misión.
- ¿Se considera europeísta?
-Llevo en la sangre la pasión por las culturas del Mediterráneo. Por tradición familiar de ambas ramas soy un gran admirador de nuestro país vecino, nací en un hogar muy francófono: en mi casa aprendí el francés junto al materno. René Coty segundo y último presidente de la IV República francesa y el mítico general De Gaulle, fundador y presidente de la V República, visitaron el cigarral toledano de mi familia.
- ¿Le gusta Macron?
-Francia ha derrotado al radicalismo, ésta ha sido a mi juicio la gran noticia de las presidenciales francesas que han tenido en vilo a toda la Unión Europea. La victoria de Macron representa una voz de ilusión, renovación y esperanza para su país y para toda Europa, no exenta de complicados desafíos -algunos en pocas semanas-, como encontrar un buen primer ministro y poder gobernar sin mayoría. Su primer discurso ha sido optimista y europeísta. Yo habría votado por Macron en caso de ser francés.
- El libro comienza con la polémica política que surgió en 2008 cuando se propuso poner una placa en el Congreso a Maravillas por haber nacido en un edificio de esta institución.
-Fue impresionante, un destacado "trending topic" de aquel año. El entonces presidente del Congreso José Bono, uno de los presentadores del libro en Madrid, revivió aquel debate. Se contabilizaron 183.000 búsquedas en internet sobre este fallido homenaje a Maravillas. Antonio Muñoz Molina, premio "Princesa de Asturias" de las Letras, condenó la intolerancia que lo hizo imposible.
